La baja en las precipitaciones de un 40%, respecto a la media en el norte de Italia, está teniendo consecuencias directas en la laguna de Venecia, donde algunos canales lucen casi secos durante la tarde, cuando se registran las mareas bajas.
El problema no es sólo estético, ya que la ciudad se mueve y vive en el agua, complicando el transporte de las basuras, el abastecimiento de supermercados, ambulancias y bomberos, entre otras embarcaciones que no pueden navegar.