El ex mandatario estadounidense, Barack Obama, durante su periodo presidencial luchó en contra de difundir públicamente manuales para producir pistolas y rifles en impresoras 3D. Sin embargo, hace algún tiempo, el gobierno de Donald Trump logró un acuerdo con la compañía Defense Distributed, la cual pretendía comercializar los documentos.
El pacto no tuvo éxito, ya que el juez federal, Robert Lasnik, expresó que la publicación de los manuales supondría "una probabilidad de daño irreparable", y con esto bloqueó la divulgación de los ejemplares para imprimir armas 3D. La decisión de Lasnik responde a los fiscales de ocho estados que presentaron una demanda colectiva con el objetivo de "bloquear la acción de la administración de Trump que da acceso a delincuentes y terroristas a armas impresas en 3D, imposibles de rastrear".
El principal problema de estas armas, es que no tienen un número de serie, por lo que rastrearlas sería imposible. Además, como son producidas con plástico, las posiciona en una tarima indetectable para los detectores de metales.
En medio del debate, el presidente de Estados Unidos consideró que "no tiene mucho sentido" que poder imprimir armas 3D en casa esté a punto de convertirse en realidad, a pesar que ha sido su gobierno el que lo ha permitido.
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