No se trata de la primera vez que se realiza un estudio enfocado en la Sábana Santa. Y es que científicos decidieron comenzar a descifrar esta interrogante en 1973; serólogos forenses, anatomistas, radiólogos, historiadores y físicos examinaron la tela. La conclusión en aquella oportunidad fue que el sudario era una falsificación. Sin embargo, no pudieron reunir las pruebas que lo confirmaran, así que se mantuvo una idea neutral. Luego, en 1978, se realizó un nuevo estudio que buscaba complementar el anterior, no obstante, no pudieron elaborar nuevamente una base sólida de pruebas.
Cerca de 40 años pasaron para que el antropólogo forense Matteo Borrini y el experto en química orgánica Luigi Garlaschelli decidieran analizar una característica representativa de la Sábana Santa: las manchas de sangre. Cabe destacar que además de los rasgos de una figura humana marcados en el sudario, la tela tendría huellas de sangre producto de heridas en manos y torso.
Sin embargo, los investigadores concluyeron su estudio de forma categórica: "Las manchas de sangre no pueden ser reales". Y la explicación radica en que los flujos de sangre, que habrían salido de las manos y mancharon la tela, no concuerdan con el ángulo de los brazos que aparecen marcados en el lienzo. Por otro lado, la sangre del costado tampoco coincidiría con la de un cuerpo sangrando boca arriba. "Nada explica además el patrón de sangre acumulada bajo la cintura. Si envolvemos un cadáver en lino y lo dejamos sangrar boca arriba es imposible que se formen esas manchas", detallan Matteo Borrini y Luigi Garlaschelli.
1. Hidratos de carbono que se fijan al tejido debido a los primeros gases que escapan del cadaver cuando comienza la putrefacción.
2. Puede tratarse de una obra de arte realizada con pigmentos naturales. De hecho, no faltan estudios que atribuyen la reliquia a un complejo encargo realizado por Leonardo Da Vinci.