Los biólogos estudian este fenómeno permanentemente sin tener aún una respuesta clara de por qué pasa esto. "Quizá sea algo natural o producto de prácticas militares o pesqueras", comentan los especialistas.

"Tristemente la posibilidad de reflotarlas con éxito eran extremadamente bajas. La lejanía del lugar, la falta de personal y el deterioro de la condición de las ballenas implicaba que lo más humano que se podía hacer por ellas era sacrificarlas", precisó <strong>Ren Leppens</strong>.

La isla del Sur de Nueva Zelanda acumula una lamentable lista de cetáceos muertos. El año pasado fueron 650 y este año puede ser incluso superior, sobretodo por la aparición de estas 145 ballenas piloto muertas.