El 5 de octubre de 2017, el abuso sexual y la violencia de género se visibilizaron gracias a este hashtag. Se instaló la "sororidad" como catalizador de demandas sociales y se reveló la transversalidad del acoso. Desde famosas actrices, estudiantes universitarias a otras víctimas salieron del silencio, y sin importar el tiempo, se atrevieron a decir "Yo también".