Esta valiente centenaria, que estuvo casada con un paracaidista, sirvió en el Servicio de Mujeres de la Marina Real (WRENS) durante la Segunda Guerra Mundial.

Después de completar el salto de 7.000 pies (2.133 metros), Baillie se convirtió en la persona de mayor edad en Gran Bretaña en saltar de un avión.

No era la primera vez que buscaba la emoción y el desafío de las altas velocidades: para celebrar su cumpleaños número 100, condujo un vehículo de carreras a 130 mph (209 km/h).

El salto en paracaídas de Baillie se realizó para recaudar dinero para una organización benéfica.