El cráter de Darvaza es uno de los atractivos turísticos más llamativos de Turkmenistán, y fue registrado por el fotógrafo italiano Alessandro Belgiojoso con ayuda de un drone.
Belgiojoso no pudo acercarse mucho, debido a que "La puerta del infierno" puede alcanzar 1.000 grados de temperatura.
El pozo se formó en 1971, cuando geólogos soviéticos realizaban obras en el desierto de Karakum, rico en combustibles. Tras una excavación, un cráter se "tragó" todos sus equipos y decidieron encenderlo para evitar la intoxicación de humanos y animales, pero nunca se apagó.