Con carteles y gritos exigiendo la renuncia de Carlos Mazón, el líder regional, los manifestantes gritaban “¡Asesinos!”, mientras llenaban el Palacio del Gobierno Regional de Valencia, con huellas de manos manchadas con barro, como símbolo de su ira y frustración.
La protesta, organizada por más de 30 grupos civiles, se centró en la falta de aviso a la población sobre la gravedad de las lluvias y la aparente falta de coordinación entre las autoridades.
Si bien la manifestación se mantuvo en gran parte pacífica, las tensiones aumentaron cuando un grupo lanzó objetos a los policías, lo que provocó enfrentamientos. Por otro lado, manifestantes dejaron zapatos y ropa con barro.