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Tras ser mordida por una oruga, esta planta envía una señal de advertencia que se irradia desde la herida hacia toda la especie en un proceso que lleva menos de 120 segundos; la respuesta tras la amenaza es la liberación de un contraataque químico.

"Sabemos que si haces daño a una hoja, se produce una descarga eléctrica que se propaga a través de la planta", dijo el botánico Simon Gilroy, profesor de UWM y coautor del nuevo estudio. "Qué es lo que desencadena esa descarga eléctrica, y cómo se mueve a través de la planta, es algo que aún no sabemos".