Algunos aficionados lanzaron piedras, desatando el pánico y provocando una aglomeración.

Según un responsable de la administración de la ciudad de Nzerekore, muchas víctimas eran menores atrapados en el tumulto después de que la policía empezara a disparar gases lacrimógenos. El responsable describió escenas de confusión y caos, con algunos padres recuperando cadáveres antes de que fueran contados oficialmente.