Las maniobras de la Flota Rusa del Norte se realizaron en el archipiélago de Nueva Siberia, en el mar de Láptev. El entrenamiento consistió en ataques utilizando misiles supersónicos antibuque Ónix, contra naves marinas de diferentes tipos.
Los misiles Bastión destruyeron los blancos del enemigo virtual desde una distancia mayor a los 60 kilómetros y ya habían sido utilizados anteriormente para bombardear objetivos terrestres en Siria.
Bastión es un sistema diseñado particularmente para interceptar operaciones con barcos. Capacitado para proteger el litoral en un radio de 600 kilómetros contra cualquier tipo de desembarco enemigo; el sistema promete ser el más exacto en su puntería.
Asimismo, se espera que hasta 2020 la Armada rusa reciba anualmente cuatro de estas máquinas de defensa costera.