Columna de Jorge Awad: Cuando las cifras económicas no importan

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El exdirector de Lan, de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras, de Icare y Codelco abre un ciclo de columnas en Piensa Digital: "Relato personal", donde destacados empresarios hablarán sobre cómo han vivido estos tiempos de pandemia.



Nunca en la vida soñé con ver el impacto de una pandemia en la que el mundo entero está herido. Voy a cumplir 75 años y las precauciones que tengo que tomar son muchísimas, tanto por el lado de mi madre, que tiene más de 100 años, como por mis nietos, que tienen entre 6 y 10 años. Me es imposible ver a mi familia con libertad. La libertad que se pierde para ver a los seres queridos, y el impacto que me produce lo que pasa con una empresa en la cual fui presidente durante 18 años, como Latam, me generan dolor. También el impacto que produce el coronavirus en la gente desvalida, que tienen que arriesgar su vida para poder comer. Hay personas que, sabiendo que están enfermas, tienen que arriesgarse para poder comer. No hay una vacuna que resuelva el tema, es algo de tal impacto que el mundo está oscuro, es como si todo se volviese oscuro. Este tema de definir entre el último enfermo, en usar o no la última cama, ¿a quién entubo? ¿Al enfermo A o al B? Tengo amigos íntimos, con quien he entablado confianza por años, que están entubados. Se enfermaron partiendo de situaciones simples: unos salieron a caminar dentro del condominio, otros fueron a comprar alimento para su cuarentena, y ellos no saben dónde se contagiaron. Mis amigos están en medio de la tormenta. A uno lo conectaron a ventilación automática, están sufriendo la incertidumbre, los tienen sedados, pero estaban hace 15 días con fiebre, dolores y todos los síntomas que conocemos. Soy hijo de inmigrantes sirios, creo que si queremos que el mundo tenga una política económica globalizada, no puede dejar de haber políticas migratorias abiertas. Ver a ecuatorianos o venezolanos dormir por días en las calles me genera dolor. Pensar que mis abuelos llegaron a finales del siglo XIX, y que ellos podrían haber sufrido esta situación, me hace pensar que los actuales inmigrantes están indefensos frente a la salud. Vemos cómo en Independencia, en un cité, hay personas enfermas y sin otra opción donde vivir. Los inmigrantes pudieron llegar pobres, pero con la pandemia no tienen opción dónde ir: si vuelven a su país, van a tener el mismo problema. La pregunta es cuándo llegará la vacuna. Ese es el titular de la incertidumbre. Creo que el mundo empresarial está sorprendido. Los esfuerzos que tuvo que hacer la CPC para conseguir los ventiladores mecánicos dan cuenta de la fragilidad con la que operan los mercados esenciales. Se produjo un mercado negro inmediatamente con los ventiladores y la preocupación de los empresarios ha sido fundamental para dar el máximo de herramientas a los chilenos. Eso me parece loable. Aquí las cifras económicas no importan frente a las cifras de la pandemia. Primero salgamos de esto y después nos preocupamos de cómo vamos a volver a reconstruir la confianza para que la economía crezca. Por eso me parece bien que la CPC haya puesto en primer lugar conseguir 20 mil millones para ir a comprar los ventiladores a China. En esta etapa ha sido claro que la prioridad es la salud antes que la economía, porque no están los tiempos para poder pensar en crecer.

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