Más de dos mil médicos egresados de la USS ejercen en Chile y en el mundo

“Salí en 2009 de la carrera, me fui a Haití a trabajar gratis mediante un voluntariado para América Solidaria durante un año. Ese fue el primer paso para entender cómo sería trabajar en Médicos Sin Fronteras y convencerme de que éste es el camino que quería seguir”, comenta el doctor Aulio Castillo (42), médico egresado de la Universidad San Sebastián (USS).

Él es uno de los más de dos mil médicos titulados de esta casa de estudios desde 1994. La carrera se imparte en sus sedes de Santiago, Concepción, Puerto Montt y Valdivia. La mayoría de sus egresados se quedaron trabajando en la ciudad donde se formaron, contribuyendo al desarrollo regional. Otros emigraron fuera de Chile logrando insertarse en establecimientos de salud o universidades.

“Trabajé en Puerto Príncipe (capital de Haití), donde tuve que aprender creole a la fuerza tras no contar con intérprete, y enfrentar condiciones en extremo precarias, sin insumos, sin fichas clínicas, ni medicamentos o las tecnologías que conocemos en Chile”, relata el médico.

Ya de regreso en el país, en 2014, ingresó a la ONG Médicos Sin Fronteras, la segunda más grande del mundo, se trata de instituciones que llevan ayuda humanitaria a países que se encuentran en guerra, inestabilidad social, o en situaciones de vulnerabilidad y que colaboran a mejorar la calidad de vida de su población, facilitando el acceso a servicios básicos como salud.

La primera destinación de Castillo fue a Sudán del Sur (en África). “En ese momento no tenían médicos”, relata el profesional, quien estuvo ejerciendo en el campo de refugiados de Malakal, formando el único hospital a 200 kilómetros a la redonda que atendía a cerca de 35 mil personas. Se hizo cargo de la sala de urgencia y la unidad de pediatría. “En mi primera semana vi morir muchos niños por enfermedades que acá en Chile tienen cura, como la diarrea”, recuerda.

Luego fue destinado a Mariupol, en Ucrania (2015). También estuvo en Irak, Yemen y Gaza, donde estuvo a metros de los enfrentamientos armados.

“Estudiar medicina no es un tema de dinero o estatus social. La medicina es el arte supremo de sanar y de acompañar. Entregarle al paciente dignidad y una cura transitoria es el camino”, señala el doctor Castillo, rememorando la formación académica que recibió en la USS que lo llevó a ejercer en Médicos sin Fronteras.

Actualmente, Aulio Castillo reside en Los Ángeles (Región del Biobío) tras formar una familia, y esperará a que su hijo crezca un par de años, para así regresar a otra misión humanitaria. De lo aprendido en las salas de clases y que lo acompaña en cada atención, rescata a sus profesores que, con gestos simples, fueron significativos en darle la confianza y un espíritu de servicio al prójimo incuestionable, lo que le dio la fuerza para poder ayudar en otros continentes. “Más de alguna vez en la sala nos preguntaron qué tipo de doctores íbamos a ser. En vez de responder anestesista o urgenciólogo, decía que quería ser médico sin fronteras”, recuerda.

A pesar de llevar más de dos décadas ejerciendo, la doctora Constanza Carrasco no olvida cuando dio sus primeros pasos como estudiante de la primera generación de la carrera de Medicina USS en 1994, en Concepción.

“Tuvimos una formación amplia, donde el horizonte siempre estuvo más allá de las capacidades, competencias o conocimientos, relevando el aspecto biopsicosocial del paciente y su familia. Esta es una de las grandes enseñanzas que me acompañan”, rememora Carrasco, quien luego se especializó en pediatría y hoy ejerce como directora de la carrera de Medicina USS en Concepción.

“Esta misma formación en cercanía y trato con el otro permite hacer lecturas que un conocimiento técnico no logra. Es súper importante para un médico, porque ves, por ejemplo, aproximarse a un niño y ya tienes una idea de cómo está, al conversar con la familia. Tienes una relación que se va potenciando en el tiempo y pasas a ser parte de la familia”, indica, a la vez que destaca la energía que las y los estudiantes ponen en la vinculación con el medio, involucrándose en los territorios con operativos de salud altamente agradecidos por la ciudadanía.

El Dr. Stephan Skog es jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Dr. Víctor Ríos Ruiz, en la ciudad de Los Ángeles y alterna la atención de pacientes con la formación académica de sus futuros colegas internos en este recinto, también provenientes de la USS.

Antes de radicarse en esa ciudad, el doctor Skog ejerció en recintos asistenciales públicos de Concepción, Talcahuano y otros puntos del Biobío. “En el servicio público es donde más se ve reflejada la labor del médico. Nunca imaginé que un par de años después de egresar iba a tener que enfrentar a una catástrofe en salud de la magnitud del COVID-19, en que sus secuelas siguen presentes mientras nos hacemos cargo de otras patologías que quedaron rezagadas”.

Ante el panorama que el sistema debe enfrentar, el Dr. Skog cree que “los futuros médicos tienen que tomarse en serio la carrera, saber que trabajamos con la población más vulnerable, pacientes que muchas veces quieren sentirse escuchados. Por eso, la parte humana, a veces, es un factor determinante en la recuperación de la salud”.

En 2022, la Universidad de Washington cifró en 12 mil médicos el déficit de profesionales en Chile para entregar una atención oportuna y especializada a la población.

Al respecto, el Dr. Carlos Pérez, el infectólogo y decano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián, sostiene que, en esta carencia de profesionales, al menos cinco mil deberían ser especialistas. Las principales brechas se encuentran en especialidades tales como: Medicina Interna y sus subespecialidades derivadas, Medicina Intensiva y de Urgencia, Psiquiatría, Cirugía oncología, por mencionar algunas.

El decano Pérez destaca el aporte que realizan las universidades privadas en la formación de médicos. En el caso de la USS ha formado 2.050 profesionales en 30 años. “Sin duda, se trata un número extraordinario para una universidad relativamente nueva”, sostiene.

En esa línea, el Dr. Pérez destaca que los médicos USS están capacitados para resolver problemas de medicina general, urgencias no derivables o prevención de enfermedades, prevaleciendo la ecualización como política institucional, asegurando que los egresados cumplan con el desempeño esperado, independiente de la sede de estudios. Destaca el perfil de egreso de los estudiantes: sólida formación científica, clínica y con un fuerte acento en los valores propios del humanismo cristiano.

Agrega que la mayor parte de los egresados USS trabaja en centros asistenciales del sistema público a lo largo de todo Chile, especialmente desde la Región Metropolitana hacia el sur, como médicos especialistas en diversas disciplinas o cómo médicos generales y varios de ellos trabajan también como académicos en nuestra y otras universidades, contribuyendo a la formación de profesionales de salud y a la generación de nuevo conocimiento.