¿Qué explica el éxito del Día de los Patrimonios?
Se acerca el Día de los Patrimonios y salen a la luz las preguntas sobre nuestra identidad, la historia de nuestros antepasados, nuestras costumbres y los edificios que hemos visto desde pequeños que albergan instituciones centenarias. ¿Qué es realmente el patrimonio? ¿Por qué conservarlo? Carlos Maillet y Nicolás Fernández, académicos de la U. San Sebastián y expertos en patrimonio, nos entregan las claves del éxito de este evento cultural que este 2023 cumple 24 años.
Este 27 y 28 de mayo, el Día de los Patrimonios cumple 24 años, convirtiéndose en la actividad cultural más importante y concurrida del país; y que en esta versión no tendrá en vida a su creadora: la filósofa y visionaria gestora cultural Marta Cruz-Coke, quien falleció el 20 de mayo recién pasado a la edad de 99 años.
En 1999, cuando se dio a conocer esta iniciativa en las dependencias de Biblioteca Patrimonial de la Recoleta Domínica, Cruz-Coke ostentaba el cargo de directora de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, y su discurso comenzó con la siguiente frase: “El cuidado de los patrimonios nos enseña a ser ciudadanos, más que consumidores”, dando a conocer el decreto supremo 91 del Ministerio de Educación, cuyo fundamento ha sido la clave del éxito de esta política pública: “El patrimonio cultural de toda nación constituye su esencia y es un símbolo de su identidad, lo que hace imperioso fomentar en la comunidad nacional su conocimiento y respeto”.
A partir de 2018, este evento se extendió a dos días, justamente por la cantidad de actividades que se inscriben cada año por parte de las instituciones y organismos del Estado y con la activa participación del sector privado.
El éxito del Día de los Patrimonios radica en su capacidad de convocatoria. Como botón de muestra, en 2019, antes de la pandemia, las actividades presenciales alcanzaron a 1.915 en todo el país, con 1.018.337 visitas a lo largo y ancho del territorio; en 2020, en pleno confinamiento, hubo 2.9045.203 visitas virtuales; en 2021 se efectuaron 3.007.856 visitas online y 6.708 presenciales; en tanto que el año pasado comenzó a retornar la normalidad, con 669.034 visitas online y 848.262 presenciales. Este fin de semana, las autoridades creen que se superarán todas las expectativas de concurrencia, repartidas en 1.924 actividades registradas, que están disponibles en el sitio web oficial https://www.diadelospatrimonios.cl/.
¿Qué explica su éxito?
Carlos Maillet, arquitecto y director de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio de la Universidad San Sebastián (USS) explica que “nuestro patrimonio es el que alberga nuestra historia, que coteja y recoge elementos sociopolíticos y culturales muy vivos en los siglos de cada época que no podemos eludir, si no que más bien comprender y apreciar desde una mirada transversal, pues el patrimonio no solamente está ligado a la educación o a la cultura, sino que a todas las áreas de la vida, así como también a dinámicas urbanas, políticas y económicas. Además, el patrimonio está en la naturaleza, en la historia, en la filosofía, en el arte, en la literatura, en las personas, por lo que está inmerso en muchos espacios de la vida diaria de las personas”.
A juicio del académico USS, en Chile estamos en una etapa de inculturación, es decir, que aún nos estamos construyendo como cultura, por lo que es fundamental ampliar nuestra visión del patrimonio, a veces muy monumental y anticuada, como si todo lo que es patrimonio fuera edificio neoclásico, cuando responde más bien a muchos más elementos.
Conservar nuestra identidad nacional
No es el único especialista en patrimonio que opina parecido. Nicolás Fernández, coordinador del Diplomado en Gestión Sustentable del Patrimonio Construido de la USS, por su lado, considera que “el patrimonio, entendido en toda su diversidad, nos conforma parcialmente como sociedad, por lo que no conservarlo, dañarlo o incluso ser indiferente a él es dejarnos de lado a nosotros mismos. Un país, pueblo o comunidad que conserva es consciente de sus valores y, por tanto, se siente orgulloso de su historia e identidad, siendo el patrimonio el que cohesiona y fortalece”.
En esa misma línea, Carlos Maillet sostiene que debemos entender el patrimonio como algo no solamente de nicho, sino que de toda la comunidad. “El patrimonio sólo puede conservarse y proyectarse a futuro si lo entendemos como una actividad común, de la sociedad, pues es algo que es muy dinámico. Es una actividad que trasciende a cualquier edad, a cualquier estrato socioeconómico y educacional, y no puede estar alojado en las élites académicas o sociales”.
El académico ejemplifica que la visión que tenemos de nuestro patrimonio natural es un consenso absolutamente transversal, incluyendo lagos, ríos, volcanes, las Torres del Paine, humedales, Rapa Nui, entre muchos otros. Y que también este acuerdo nacional se extiende a la arqueología, como las Momias Chinchorro o ciudades, como Valparaíso. “El patrimonio une a las y los chilenos sin distinción de ningún tipo”, afirma Maillet, siendo la clave de su éxito la participación de la ciudadanía en su conservación y valorización”.
Para lograr esto debe haber una tarea común de parte de todos los agentes de la sociedad. En ese sentido, Nicolás Fernández señala que la educación es fundamental en esta tarea: “La educación patrimonial, cuidar el apego por nuestra historia, fortaleciendo la formación histórica nos permite entender y apreciar de dónde viene cada costumbre, cada cosa. Esto debe estar presente en las aulas, tanto en educación básica, superior y universitaria. Para querer hay que conocer y, en eso, actividades como el Día de los Patrimonios ayudan mucho”.
Nuevas herramientas digitales
Ambos académicos opinan que nuestro país ya está en una etapa de maduración donde no sólo necesita de profesionales que se dediquen a la conservación y restauración del patrimonio, si no que está cada vez más preparado para instaurar el patrimonio en nuestro día a día y -así- robustecer nuestra identidad nacional.
En ese sentido, la creación de programas académicos enfocados en Arte y Patrimonio conecta con las economías creativas, con el urbanismo y la naturaleza. Pero también se ha incorporado la tecnología como herramienta al servicio del patrimonio.
Tal como lo demostraron el récord de visitas virtuales en plena pandemia, hoy en día el uso de herramientas y canales digitales, como las redes sociales, que ayudan en la mediación y nos permite acercar a las personas el patrimonio y la cultura en general, haciéndolo más democrático.
Por otro lado, los avances tecnológicos han sido un aporte para utilizarla en favor de la conservación y el estudio. Por ejemplo, nuevas herramientas, como el metaverso y la realidad virtual o aumentada, también se pueden aplicar a las humanidades y al patrimonio.
En el último tiempo, han ido ganando terreno las denominadas Humanidades Digitales, que aplican inteligencia artificial y analizan grandes volúmenes de datos para conocer el mundo, investigar más eficientemente y visualizar espacios geográficos, construcciones actuales o pasadas, entre muchas otras cosas, las que pueden ser una gran ayuda para quienes se dedican a las humanidades a la hora conocer mejor la historia de la humanidad o de un país, y difundirla de manera más eficiente y clara.
“El arte, la historia y el patrimonio son aspectos de la sociedad que no pueden estar ajenos a su devenir. No pertenecen a un gremio, es algo transversal, y de esto debemos ser muy conscientes. Nos podemos hacer más ricos espiritualmente con el patrimonio; ahí está el alma de una comunidad, de una sociedad, de un país”, concluye Carlos Maillet.
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