Jilberto Zamora: La ciencia y la pasión por entenderlo todo
Doctor en física y subdirector del Centro Teórico Experimental de Física de Partículas de la Universidad Andrés Bello, es uno de los pocos chilenos que colabora con la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN). Este año, dice, nuestro país podría ser aceptado en calidad de asociado en esa institución, una de las más importantes del mundo en investigación científica.
Es ingeniero mecánico y doctor en física. Para ser más específicos, estudioso de la física de partículas, es decir, de las subatómicas y sus interacciones, fundamentales para entender los fenómenos de la naturaleza. Y ‘entender’ es una palabra que se asocia perfectamente a Jilberto Zamora, actual profesor del departamento de Ciencias Físicas y subdirector del Centro Teórico Experimental de Física de Partículas de la Universidad Andrés Bello (UNAB).
Antes de serlo, hace unos 30 años fue un niño de una pasión desbordada por la ciencia y el conocimiento. No tiene idea de cuándo comenzó todo, pero se recuerda hablando con su profesor de primero básico sobre las leyes de Newton y leyendo algunos libros de física que había en su hogar de Putaendo. “Fui muy querido por unos profesores y muy odiado por otros”, cuenta riendo, y agrega que suele quedarse pegado cuando no encuentra respuesta rápida, característica que su madre califica como ‘obsesión’, pero que él llama ‘pasión’.
“Me encanta entender las cosas, todo tipo de cosas. De hecho, me gustan muchos temas, la ciencia, la filosofía, el origen de las palabras. Cuando llego al momento de entender algo es como el ‘eureka’ de los griegos, me produce un gran placer”, comenta.
Como entender todas las cosas implica ir hasta lo más pequeño, no fue raro que se adentrara en el mundo de la física de partículas. Después de todo, ésta se centra en comprender la estructura fundamental de la materia y las fuerzas que gobiernan su comportamiento a nivel subatómico. El profesor Zamora está claro de que no son conceptos ni remotamente cercanos para el común de las personas, pero él las refiere con la mayor naturalidad y humildad. Hoy a sus 40 años es investigador asociado del Instituto Milenio SAPHIR, también alojado en UNAB, y miembro fundador del proyecto internacional CREDO (Cosmic Ray Extremely Distributed Observatory), que se dedica a la investigación de la radiación cósmica.
Forma parte, además, del grupo de 10 investigadores chilenos que colaboran con experimentos de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), uno de los centros de investigación científica más importantes del mundo, asentada en Suiza. Fue confirmado como autor en la colaboración ATLAS del CERN y participa también en los experimentos NA-64 y SND, de la misma institución.
“ATLAS es, básicamente, un detector enorme de partículas fundamentales -explica-. Es un experimento superfamoso por el bosón de Higgs, esta partícula que se descubrió en 2012 y que participa en el mecanismo que les da masa a las otras partículas. Otro experimento en el que participamos se llama NA-64, enfocado en la búsqueda de materia oscura”.
ATLAS es una máquina cilíndrica que mide 46 metros de largo y 25 metros de diámetro; pesa 7.000 toneladas y descansa en una caverna a 100 metros bajo tierra. Es el detector de partículas fundamentales más grande que ha sido construido en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el acelerador de partículas del CERN. Además, es el mayor esfuerzo científico colaborativo en la historia de la humanidad. Cuenta con más de 5.500 miembros, entre físicos, ingenieros, técnicos, estudiantes y personal de apoyo, y cerca de 3.000 autores científicos alrededor del mundo. El objetivo es conocer los secretos del Universo mediante el estudio de partículas subatómicas que colisionan a muy alta energía.
Rayos cósmicos y terremotos
Hace unos años, el profesor Zamora participó en una investigación que demostró un vínculo entre los cambios en el flujo de los rayos cósmicos que llegan a la Tierra con la sismicidad del planeta. Si bien no existe una causa y efecto entre ambos fenómenos, aclara, sí hay una correlación.
“Lo que hicimos fue revisar los datos de ocurrencia de los terremotos y los contrastamos con los datos de flujo de rayos cósmicos y, aunque parezca magia, unas dos semanas antes de un evento sísmico observamos anomalías importantes en el flujo de los rayos cósmicos”, detalla el científico, y precisa que el problema es que no sirve como herramienta predictora de lugar de ocurrencia, porque se trata de un fenómeno global.
Pero están avanzando en el tema, acota. “Estamos construyendo algunos detectores de rayos cósmicos en nuestro laboratorio. De hecho, realizamos una nueva investigación, por ahora considerando sólo datos tomados en un observatorio de rayos cósmicos de Argentina, cerca de Chile, y sólo con terremotos locales, para ver si el efecto se repite”.
Chile y el CERN
En julio del año pasado, el profesor Zamora, junto a los otros investigadores chilenos, recibió al presidente Gabriel Boric en su visita al CERN, instancia en la que el mandatario anunció que comenzaría el proceso de tramitación para convertir a nuestro país en Estado asociado de esta organización. Hasta el momento, los científicos chilenos sólo participan en calidad de ‘usuarios’, lo que, aun siendo un gran logro, los limita en el acceso a todos los beneficios del CERN. “Chile ha demostrado ser bastante competente en la actividad realizada en el CERN -comenta Zamora- y por eso estamos participando como usuarios, pero hay que ir avanzando. Existen los estados miembros, que son los de la Comunidad Europea, y ellos tienen todos los privilegios, porque el centro es suyo y porque ponen la plata. Están también los países observadores, como China, Estados Unidos y Rusia, que tienen una infraestructura científica gigantesca, y estamos los países usuarios, con menos beneficios, porque, para ser justos, no ponemos el dinero, o ponemos muy poco”.
Sin embargo, en 2010 el CERN creó el nivel de ‘Estado asociado’, que está algo más abajo que Estado miembro, y a éste se está postulando Chile. Zamora indica que implica entregar recursos económicos, pero que serán utilizados por los mismos investigadores chilenos, en definitiva. “Esto nos da acceso al know how de la institución y a su guía -detalla el profesor de la UNAB-, y también le abre las puertas a la industria chilena para participar en licitaciones. Va a ser un impulso importante y la posibilidad de estar en las grandes ligas”.
Chile postuló oficialmente el año pasado y en marzo próximo viene una delegación del CERN para analizar si el país es idóneo. El informe final debería estar listo a mediados de este año.
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