Crisis de las Isapres: ¿Conviene cambiarse a Fonasa y contratar un seguro complementario?
Actualmente hay cerca de 1,8 millones de personas en Chile que funcionan bajo esta modalidad, cifra que podría aumentar a medida que las compañías de seguros se vayan adecuando a esta nueva realidad. Expertos de la Universidad Andrés Bello y de la Universidad de Chile entregan claves y recomendaciones para quienes consideran esta alternativa.
La migración de usuarios de las Instituciones de Salud Previsional (Isapres) hacia el Fondo Nacional de Salud (Fonasa) ha tenido un aumento considerable en el último tiempo. Según cifras de la Superintendencia de Salud, durante el 2022 se fueron 173 mil afiliados desde las Isapres; y en lo que va del presente año, han salido 165.691 cotizantes y cargas del sistemas, según los últimos datos a abril pasado.
Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello (UNAB), explica que este fenómeno ocurre por la crisis financiera que atraviesan actualmente las Isapres, pero también debido a la situación económica del país, específicamente por el nivel de crecimiento de la economía y su impacto en los niveles de ingresos y desempleo de la población.
“A lo largo de la historia de este sistema, ha habido migración de población desde las Isapres hacia Fonasa cuando han pasado dos cosas en Chile. Una es cuando se ha presentado una situación económica crítica; es decir, una baja importante en el crecimiento y una disminución en los niveles de ingreso de la población, y ha habido un aumento en el desempleo o se ha incrementado la inestabilidad laboral. Ahora, las personas piensan que pueden ser despedidas. Por lo tanto, empiezan a ahorrar y se trasladan a Fonasa, para luego volver a las Isapres cuando su situación se haya normalizado”, señala el experto de la UNAB.
“Esta es una situación cíclica que está directamente vinculada con el desarrollo económico. Cuando crece la economía y aumenta el empleo, aumentan los afiliados a las Isapres. Lo mismo ocurre a la inversa”, agrega.
COLAPSO DEL SISTEMA
En la misma línea, Sánchez afirma que “en caso de mantenerse este flujo de usuarios desde el sistema privado hacia el sistema público, el cual se podría ver aumentado en el caso de que la situación económica se mantenga en niveles de bajo crecimiento, en que aumenta el desempleo y/o que además se produzca la insolvencia de alguna Isapre producto de la crisis que estamos viviendo, o que no haya una buena percepción del mercado respecto de la ley corta que envió el gobierno al parlamento -y que la Corte Suprema pidió recientemente modificar algunos aspectos- porque ésta podría no aportar a una real solución a la crisis del sistema. Entonces, sería probable que haya un colapso en el sistema de salud, que no sólo afectaría al sistema privado asegurador y prestador, sino que también a FONASA y su modalidad de libre elección, lo que le será muy difícil al Gobierno manejar en el corto plazo”.
Luego, agrega que “Fonasa no va a estar en condiciones de recibir de la noche a la mañana a varios centenares de miles de afiliados a las Isapres; y la ley corta para ampliar las modalidades de atención de FONASA, incorporando seguros complementarios, no son la solución para el corto plazo por varias razones. La primera porque la aprobación de esta reforma es mucho más compleja de lo que se ha dado a entender por parte de las autoridades, la posterior dictación de los reglamentos para que opere, poner en funcionamiento un sistema público de licitación de seguros complementarios, es probable que tomará varios meses antes de poder ponerse al servicio de los nuevos beneficiarios de FONASA y en el intertanto estos estarían en FONASA en alguno de sus actuales niveles de cobertura de las modalidades de atención (C o D) con las bajas coberturas que tienen estos niveles en el sistema privado”.
“Por lo tanto, en estricto rigor, no vamos a tener una solución para los afiliados de una eventual Isapre quebrada en a lo menos seis a ocho meses, e incluso quizás en un año, lo que afectaría principalmente a las personas de esa(s) Isapre(s) que actualmente están en tratamiento o enfermos crónicos que demanden atención dónde históricamente se han atendido en los últimos años”, complementa.
Una visión distinta es la que manifiesta Cristián Rebolledo, jefe del Programa de Políticas, Sistemas y Gestión en Salud de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, quien cree que una migración masiva de usuarios desde las Isapres hacia Fonasa no implica que esas personas vayan a acceder únicamente a la red pública de prestadores. “Las personas que están migrando, probablemente son personas que lo pueden hacer voluntariamente y que, por lo tanto, siguen teniendo capacidad de pago, por ejemplo, para mantener algunas prestaciones en modalidad Libre Elección a través de Fonasa”, afirma Rebolledo.
“Probablemente, esta primera oleada es gente que tiene más margen de movimiento en términos de acceder a esta modalidad. Es decir, probablemente la alternativa de atención que baraja en Fonasa de alguna manera satisface la alternativa que tenía en una Isapre, que podría ser a través de la modalidad Libre Elección, o eventualmente es gente que usaba poco los servicios o que tenía una poca carga de enfermedades y considera que la modalidad institucional de elección le va a poder resolver el problema”, asegura el académico de la U. de Chile.
SUMAR UN SEGURO COMPLEMENTARIO
Es en este complejo escenario donde surge una alternativa que cada vez suma más adeptos, que consiste en contratar un seguro complementario que sirva como complemento al plan de Fonasa. “Pensando que la gente que hoy en día está en Isapre paga más del 7% correspondiente, porque los planes en promedio andan por el 12 o 13% del sueldo, es razonable que a la gente que se cambie de Isapre a Fonasa le quede un diferencial y considere que tiene un monto extra que podrían administrarlo para mejorar su cobertura de salud, en este caso con un seguro complementario”, asegura Rebolledo.
Sánchez, a su vez, revela que esta práctica se ha masificado bastante, ya que “hoy en día hay 1,8 millones de personas en Fonasa que cuentan con un seguro complementario, por lo tanto, esto no es ninguna novedad”.
Por su parte, el director de la Asociación Gremial de Corredores de Seguros de Chile (ACOSEG), Javier de la Maza, explica en este sentido que “hay que hacer una diferencia, porque hay dos mundos en los seguros complementarios de salud. Están los colectivos, que normalmente contratan las empresas para sus trabajadores como un beneficio y que, por lo general, tienen mejores coberturas que cuando uno como persona contrata un seguro complementario de salud; y está el individual, que generalmente es un seguro catastrófico, el cual opera ante eventos de mayor complejidad y de gastos médicos mayores”.
Seguros que sean similares a los colectivos en cuanto a beneficios, pero de manera individual “son muy incipientes, ya que cuando son individuales normalmente están bastante acotados. Es decir, tienen coberturas más bajas y cubren menos. De todas formas, la industria de aseguradoras está viendo con atención este escenario y está empezando a desarrollar productos especiales para la gente que pasa de Isapre a Fonasa”, apunta.
RECOMENDACIONES PARA ELEGIR
En relación con cuáles son los aspectos que el usuario debe considerar a la hora de optar por un seguro complementario, Cristián Rebolledo dice que esto “depende de qué es lo que quiera el usuario. Si a mí me preguntan, lo más importante sería que resolviera temas financieros como la cobertura, pero dependiendo de las condiciones de las personas podría tal vez interesarle más a algunos el tema del acceso. Entonces, hay que ver bien cuál es la necesidad. Hay una gran cantidad de variedad de seguros; por lo tanto, uno debe fijarse en cuáles son los beneficios o coberturas adicionales que tendría”.
Sánchez, de la UNAB, en tanto, indica que, como requisito, la persona que quiere contratar un seguro complementario en forma individual “debe tener tres características. Primero tiene que ser joven, estar sano y no tiene que estar en tratamiento de ninguna enfermedad. Esas son las tres condiciones para que una compañía de seguros te acepte. Esto significa que muchas personas quedarían fuera, razón por la cual si se quiere avanzar en la línea de seguros complementarios, estos deben ser colectivos, donde FONASA sea capaz de organizar grupos de riesgo heterogéneo y explorar en el mercado opciones realistas para licitar. Si tú estás en una Isapre hoy en día y te quieres cambiar, Fonasa te recibe con los brazos abiertos aceptando la condición de salud en la que estés, pero con la cobertura que da Fonasa. Y si tú quieres sumarle la cobertura de un seguro complementario tienes que ser joven y estar sano, de lo contrario no puedes entrar, excepto en los seguros colectivos como hoy ocurre en el sector privado”.
El director de ISP UNAB explica -además- que una buena alternativa a nivel colectivo es lo que ocurre hoy en día con las empresas que otorgan seguros complementarios a sus trabajadores como beneficio. “Por ejemplo, yo pertenezco a una gran Universidad, que tiene más de 3 mil funcionarios. Entre ellos hay personas de distinto nivel socioeconómico, distinta edad y distinto nivel de salud, pero entramos todas al mismo plan y por el mismo precio. Esto pasa por tres razones muy simples. La primera es que una parte del seguro lo paga la universidad. La segunda es que la razón que nos une es laboral, por lo tanto, somos personas más sanas que el promedio porque para poder trabajar tienes que estar sano. Es posible que haya algunas personas enfermas, porque las personas se enferman y envejecen, pero al mismo tiempo también va entrando gente joven. Entonces, y esta sería la tercera razón, se mantiene un pool heterogéneo que es asegurable por las compañías de seguros. Además, es la universidad la que garantiza el pago y la que asume el riesgo en este caso”, señala.
Por último, De la Maza sugiere que para contratar un seguro “hay que asesorarse con gente que sepa del rubro. Hay corredores de seguros que son especialistas en seguros de salud, que pueden ayudar a la gente a saber en qué fijarse dentro de la oferta existente. Lo otro que es muy importante es revisar los topes de cada prestación o parte del plan que se está ofreciendo. También se debe revisar bien cuál es el objetivo del plan complementario, si es para el día a día, exámenes o consultas, o si es para protegerse de una enfermedad catastrófica con gastos médicos mayores. Hay que tener claro igualmente que, si tienes preexistencias, en general o no te acepta el seguro o te deja fuera cualquier cobertura relacionada o derivada de esa preexistencia”.
Considerando esto último, el director de ACOSEG recomienda que “si la persona está acostumbrada a atenderse en prestadores más caros, como clínicas privadas, donde la cobertura de Fonasa es más bien baja, ahí sí conviene contratar un seguro para complementar su cobertura. Pero si la persona está en Isapre y tiene preexistencias que se le están cubriendo, yo creo que el peor negocio que puede hacer es cambiarse a Fonasa y contratar un seguro de salud, porque el seguro de salud no le va a cubrir esas preexistencias”.
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