Las empresas B le han dado visibilidad a Chile en el mundo, y esto es algo que quedó perfectamente confirmado en el reciente Encuentro Imagen de Chile 2022: Juntos, Creando Futuro. Porque su aporte tiene un triple impacto -en lo económico, social y ambiental- y porque han proliferado de manera notable, las empresas B son ampliamente reconocidas en la actualidad. Nuestro país es, de hecho, el que más tiene per cápita. Y en Latinoamérica está posicionado como el segundo, sólo detrás de Brasil en cantidad de empresas de este tipo.

¿Cómo ocurrió esto? Josefa Monge, presidenta ejecutiva de Sistema B Chile, señala que este logro es consecuencia de factores históricos y culturales, que vienen desde los inicios de Sistema B, hace ya 10 años. “Somos una de las primeras organizaciones latinoamericanas en desarrollar y promover este concepto fuera de Estados Unidos. Sistema B comenzó en Chile y luego se expandió a los otros países de Latinoamérica, y dos de sus fundadores son chilenos, lo que sin duda contribuye y les da un sello muy local”, indica la ejecutiva, quien es abogada, y diplomada en Comunicación Estratégica.

Coincidió, además, dice, con que en el país hubo una especie de revolución emprendedora, y en esta ola había muchas ganas de hacer empresa con propósito. “Se advertía un incipiente cambio de conciencia en la sociedad, con exigencias cada vez mayores por parte de la comunidad hacia las empresas, lo que necesariamente las lleva a poner atención en cómo están desarrollando sus negocios y qué tipo de impacto están realmente generando”, agregar Josefa Monge, quien además es cofundadora y miembro del directorio de Cumplo Chile, forma parte del Consejo Asesor de Compromiso País y es también miembro del Consejo Asesor por la Acción Climática del Ministerio del Medio Ambiente.

¿Qué hace diferentes a las empresas B? Sin duda, la innovación en su propósito, porque miden su impacto social y ambiental y se comprometen de forma personal, institucional y legal a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo en la comunidad y el medioambiente.

Los mayores desafíos en esta área, agrega Josefa Monge, están en conseguir que los accionistas y directores se comprometan profundamente con el propósito que tienen como empresas B e incorporen el impacto positivo en el corazón del negocio y la gestión. “También hay desafíos importantes de cara al consumidor y la ciudadanía, que se crean su rol como agente de cambio, y también desde las políticas públicas, como movilizadoras de cambios estructurales que apunten a la sostenibilidad”, acota.

-¿Somos un país de emprendedores con conciencia social?

-Sin duda. El emprendimiento social nos distingue y concuerda con el atributo que más nos identifica a los chilenos, según el estudio de Orgullo Nacional de la Fundación Imagen de Chile. Por eso buscamos un empresariado que mire el mundo con curiosidad, empatía y coraje. En un país con empresas mediocres o desprestigiadas todos pierden. En un país con empresas que entregan productos y servicios de excelencia, con conciencia social y que lideren los cambios necesarios, todos ganan.

Toda empresa lo tiene, aclara la presidenta de Sistema B Chile. “Hasta la más grande y tradicional fue en sus inicios el sueño de alguien y tenía un propósito que trasciende el ‘ganarse la vida’. Suele estar vinculado a la solución de un problema, de un dolor, lo que está conectado con el sentido de trascendencia del propósito. Éste ordena y prioriza la estrategia, impulsa la innovación, inspira los cambios, conecta con los trabajadores, la comunidad y los clientes, con el rol público que se nos está exigiendo. Es el alma de la empresa”.

-¿Qué conclusiones sacó del Encuentro Imagen de Chile 2022?

Que en Chile hay mucho talento y potencial para seguir destacándose en la región y ser un socio atractivo para el resto del mundo. Tenemos una credibilidad y tradición institucional que no podemos desperdiciar, una naturaleza privilegiada, contamos con tremendos emprendedores sociales, con ideas innovadoras que apuntan a contribuir al bienestar de las personas en equilibrio con el medioambiente.

Según cifras de Sistema B, las industrias con mayor representación de empresas B en Chile son, en orden, servicios profesionales y técnicos, retail y manufactura. La startup chilena de beneficios Betterfly se transformó recientemente en la primera empresa social en adquirir el status de unicornio, es decir, logró una valorización por sobre los mil millones de dólares.