Un 83% de los candidatos a Gobernador Regional en segunda vuelta son hombres
Un estudio del Centro de Políticas Públicas UNAB desarrolló un perfil de los candidatos que pasaron a segunda vuelta en la elección de Gobernador. Revisa cuáles son las características de los postulantes para el cargo en la elección de este domingo.
Solo un 17% de quienes compiten en las elecciones de este domingo 13 son mujeres. En la segunda vuelta de Gobernador Regional, la supremacía es masculina, con un 83% de los postulantes para el inédito cargo en el engranaje político nacional. Esa es una de las cifras más llamativas del estudio del Centro de Políticas Públicas UNAB, “Radiografía: perfil de los candidatos a Gobernador Regional”, que pone la lupa en la segunda vuelta para ese cargo, que tendrá balotaje en 13 de las 16 zonas del país, entre ellas las regiones de Coquimbo, Biobío y Metropolitana, donde ningún postulante consiguió más del 40% de los votos.
“Esta elección no tenía cuotas y aquí vemos reflejado empíricamente qué pasa cuando no se establecen cuotas de género en un sistema que todavía las requiere. A nivel nacional, tuvimos 14 mujeres de los 90 candidatos a la primera vuelta. En segunda vuelta eso se ve reflejado en 17% de mujeres”, sintetiza Florencia Serra, investigadora del Centro de Políticas Públicas UNAB.
Francisca Lisbona, coordinadora del Observatorio Político Electoral de la Universidad Diego Portales, también argumenta en esa misma línea. “Antes teníamos el cargo de intendente y la representación de las mujeres era de un 18.8%, solo 3 intendentas de 16, que estaban en Coquimbo, O’Higgins y Aysén. Ese porcentaje, probablemente, se mantenga en segunda vuelta”, apunta la analista.
En relación con la experiencia previa en cargos políticos, el estudio indica que un 62% de los candidatos se ha desempeñado antes como alcaldes, concejal, intendente, senador, diputado o CORE. De hecho, nueve de ellos pertenecieron al Consejo Regional anteriormente. Florencia Serra, investigadora del Centro de Políticas Públicas UNAB, plantea que “es un ascenso orgánico y también tiene que ver que cuando tú has hecho campaña, les has visto la cara y tienes un bolsón electoral que te entrega un camino más avanzado. Para las elecciones mayoritarias es necesario ese conocimiento”.
“El alejamiento de los partidos no se observó en esta elección y tiene que ver con que la mayoría de los candidatos que pasaron a segunda vuelta provienen de los gobiernos regionales, y eso es relevante, porque parte del análisis que hicimos es que la ciudadanía valora la experiencia que tienen los políticos, y parte de la desconexión es porque muchos de ellos no tienen experiencia local y entran por las cúpulas de los partidos, como los familiares que entran a las papeletas porque tienen esas conexiones. En el otro extremo tenemos a los políticos de carrera, que parten siendo alcaldes, conocen el sistema y la gente los valora. Es una forma de relegitimar la función política”, sostiene Gonzalo Valdés, director ejecutivo del Centro de Políticas Públicas UNAB.
Según el estudio, y a diferencia de la elección de constituyentes, la de gobernadores muestra una tendencia a la elección de candidatos de las dos fuerzas tradicionales: Unidad Constituyente (partidos de las exConcertación), con un 45%, y de Chile Vamos, con un 31%, seguidos por Frente Amplio e Independientes, ambos con un 10%. Esto puede tener que ver con que esta es una elección que utiliza un sistema mayoritario, que tiende a instalar los debates en el centro más que hacia los extremos.
“El sistema mayoritario, que es el que se ocupa para gobernadores, requiere mayor organización. Las coaliciones deben definir al candidato con más posibilidades. Las elecciones mayoritarias reducen la dispersión del voto y que el espectro tienda más hacia el centro que a los extremos”, apunta Florencia Serra en este aspecto.
“El sistema electoral es muy distinto, es de mayorías, y pertenecer o no a un partido político es mucho más relevante. La configuración de los gobiernos regionales es muy confusa todavía con respecto a las atribuciones del GORE, CORE y los delegados presidenciales, sobre todo para el escenario posterior, de cómo se van a configurar las fuerzas políticas dentro de los gobiernos regionales”, sostiene Francisca Lisbona del Observatorio Político Electoral de la UDP.
En la Radiografía también se integró el tema de la Profesión u oficio de los candidatos que pasaron a segunda vuelta y los electos en primera. Entre ellos, se produce un fenómeno de gran diversidad de profesiones u oficios, llegando a 13, entre los que hay abogados, arquitectos, profesores, periodistas, ingenieros, médicos, sociólogos, asistente social, entre otros. “Los candidatos vienen de todos lados. No hay dos o tres profesiones realmente llamativas, sino que hay gran variedad. Eso habla de una sociedad que cada vez menos tiene ideas preconcebidas acerca de quién debe ser candidato. Antes los abogados, médicos e ingenieros tenían mayor propensión y ahora eso cambió y se abre la cancha política”, explica Gonzalo Valdés.
Financiamiento y participación electoral
Según los datos de la Radiografía, el 45% de quienes tuvieron éxito en la primera vuelta se encuentran entre las 20 candidaturas que más recursos tuvieron para realizar su campaña. Sin embargo, la elección de gobernador estuvo financiada principalmente por créditos obtenidos de los candidatos, más que por donaciones.
“La mayoría no quiere votar por alguien que no conoce. En ese sentido, el gasto electoral se transforma en una herramienta muy potente, especialmente cuando no existen incumbentes”, apunta Gonzalo Valdés al respecto. “Lo vimos en la Región Metropolitana, con Catalina Parot, que tuvo los mayores financiamientos y no pasó a segunda vuelta. En la ciencia política se ha estudiado bastante el fenómeno de cuánto finalmente vale un voto, si inyectarle más dinero a la campaña es efectivo. Y lo cierto es que llega un punto donde el dinero en la campaña deja de ser efectivo”, agrega Francisca Lisbona.
Otro punto interesante del estudio es sobre quienes votaron en primera vuelta sufragaron por algún candidato que no pasó a segunda vuelta. Es decir, los llamados “votos huérfanos”. En la Región de O’Higgins, por ejemplo, llega al 53,48%, mientras en Biobío al 53,13% y en la Metropolitana al 51,14%, por mencionar las tres regiones con más votos que deberán redefinirse este domingo. Los dos grandes desafíos que tienen quienes pasaron a segunda vuelta, dice el estudio, son convocar a quienes ya no tienen candidato y convencerlos de votar por ellos.
Para Gonzalo Valdés, “los votos huérfanos a candidatos que no pasaron a segunda vuelta son una enorme proporción de los votos totales y en algunos casos sobrepasan el 50%. Si en un caso extremo se restaran todos los votantes huérfanos, nos encontraríamos con que la participación electoral bajaría del 43% al 27%, que sería la más baja de la historia y ese puede ser un gran traspié para los futuros gobernadores”.
En ese mismo punto, Francisca Lisbona sostiene que “se asume que en la votación de primera vuelta fue a votar mucha gente que no va a ir a segunda por lo que van a haber muchos votos que se van a perder y no sean votos transferibles porque la participación va a ser mucho más baja que la que tuvimos. Esta segunda vuelta se va a comparar con elecciones municipales previas, tal vez llevar a un 38% de participación”.
Respecto a cuánto irá a ser la participación de este domingo, los analistas señalan que probablemente bajará. Florencia Serra, investigadora del Centro de Políticas Públicas UNAB, sostiene que es difícil que participe la misma gente que las elecciones de constituyentes, municipales y gobernadores, donde participó un 43% del padrón. “El domingo vamos a ver una nueva baja. En los datos vemos que hay votos huérfanos, donde su candidato no pasó a segunda vuelta. Y muchos piensan que si no están las personas que me interesan, para qué voy a ir a votar. Al menos se cambió el partido de la selección chilena y los candidatos van a tener que convocar a quienes no votaron por ellos”, plantea.
Esta segunda vuelta, según Gonzalo Valdés, director ejecutivo del Centro de Políticas Públicas, “genera más expectativas en la elite que en la gran mayoría de la población y eso es peligroso. Seguimos con la crisis sanitaria y vamos a ver ahora si la gente tiene expectativas sobre el cargo o si la abstención es enorme. Hay preocupación en el ambiente político. Las elecciones intentan dar legitimidad a través de aglomerar personas que están detrás de programas, pero cuando vota poca gente, es vez de aglomerar, lo que da estabilidad, lo que se hace es ‘acarreo’ y ese factor es peligroso, porque puede traer extremismo a bajo costo electoral”.
Las propuestas de los candidatos
La radiografía analizó cuáles son las propuestas de los candidatos respecto al Plan de Desarrollo Regional, Ordenamiento Territorial, Desarrollo Social y Fomento Productivo, los cuatro pilares de la gestión de un Gobernador. Del total de candidatos en primera vuelta, un 75% no consideraba un Plan de Desarrollo Regional en sus programas. Sin embargo, para el grupo de candidatos en segunda vuelta esta cifra se invierte, representando así un 72% de los candidatos en segunda vuelta quienes sí incluyeron esta materia en sus programas. Sobre el Ordenamiento Territorial, un 62% sí lo presentó mientras un 38% no lo hizo. En cuanto a Desarrollo Social, un 79% de los programas sí los incluye frente a un 21%% que no. Y en Fomento Productivo se repiten las mismas cifras: 79% lo menciona en su programa de gobierno y un 21% no lo hace, pese a ser parte de las atribuciones más importantes del cargo.
Florencia Serra, del Centro de Políticas Públicas UNAB, cuenta que para este estudio revisaron los programas de gobierno que exige el Servel a los candidatos y que se encontraron con varias sorpresas después de hacer un análisis de contenido de dichos programas. “Primero, candidatos que prometían cosas que no estaban dentro de sus atribuciones. Había mucho de eso, a pesar de que hubo candidatos bien mateos y que hicieron bien el trabajo de hacer propuestas, siempre le sumaban algo que no tenía nada que ver. También nos encontramos con programas que en realidad eran currículos. Ser Gobernador no tiene nada que ver con cambiar legislatura. No sé si por ignorancia o por intentar engatusar. Como autoridades van a poder impulsar situaciones, pero no es más que eso si no tienen las atribuciones”, indica.
La desinformación sobre el cargo de Gobernador es uno de los temas que más se ha repetido en el último tiempo. Serra afirma que hay mucha desinformación respecto al rol de los gobernadores. “Ellos entran sin atribuciones y deben pedírselas al Presidente. Y las áreas donde pueden pedir son Fomento Productivo, Ordenamiento Territorial, Desarrollo Social y Cultural. En esto hay una nebulosa sobre cuál es la envergadura de las competencias que van a recibir. La gente cree que el Gobernador va a poder brindar seguridad, pero eventualmente podría coordinar las policías municipales civiles, pero no a Carabineros o FF.AA., que lo va a seguir viendo el delegado presidencial, que es el cargo que anteriormente tenía el Intendente”, clarifica.
Gonzalo Valdés, director ejecutivo del Centro de Políticas Públicas UNAB, profundiza en el desconocimiento y falta de claridad respecto al rol del Gobernador Regional. “Eso es grave, porque han pasado varios años desde que sabíamos de esta elección y no se ha especificado sobre este rol. Al revés que lo pasa con el rol de un alcalde, donde la gente sabe que si hay un problema con la basura o las luminarias, deben recurrir a él, con los Gobernadores Regionales no está claro. Hoy no está claro si el personal de la intendencia va a pasar a trabajar con el Gobernador o no. Vamos a seguir teniendo intendentes, que ahora se llamarán delegados presidenciales para la región. La falta de claridad en muchos aspectos prácticos requiere que los parlamentarios se interesen en el tema”, recalca Valdés.
La ley Orgánica Constitucional 20.990, modificada en 2017, declara que el cargo comienza a regir desde el 14 de julio próximo y establece que las gobernaciones regionales van a estar encabezadas por el Gobernador Regional, quien hace el diseño del Plan de Desarrollo de la región y diseña el presupuesto. El Consejo regional será presidido por el Gobernador Regional y los CORE. A esta figura se sumará el delegado presidencial regional y provincial, quienes serán los representantes del Presidente en terreno. “La complejidad tiene que ver con que la instalación va a requerir de mucha articulación entre los distintos sectores políticos representados”, afirma la investigadora de UDP, Francisca Lisbona.
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