¿Verdad o ficción? Médicos analizan a una de las series médicas más exitosas de la TV
Para los fanáticos de “The Good Doctor”, sus historias se amparan bajo conocimientos que la mayoría no tenemos, presentando situaciones que solo con el avance de los minutos se aclara si podrán controlar la situación. Doctores comparan aquí sus propias experiencias en base a las tramas de la serie que acaba de estrenar su cuarta temporada.
Hay algo que el doctor Shaun Murphy, protagonista de “The Good Doctor”, y el doctor Carlos Villavicencio (33) tienen en común. Ambos están becados en sus respectivos hospitales. Mientras que el personaje principal de la ficción es reclutado para la unidad de cirugía pediátrica del San José St. Bonaventure Hospital, en California, Villavicencio completa su especialización en medicina interna en el Hospital San Juan de Dios de Curicó. Uno es ficción, otro es real, tienen enfoques distintos, pero apuntan al mismo propósito: salvar la mayor cantidad de vidas.
Villavicencio es venezolano y lleva siete años trabajando en distintos puntos del país. La contingencia también lo ha golpeado. Solo hace un par de días se reintegró a su equipo de trabajo tras superar el COVID-19, y en un pequeño descanso de un turno de 36 horas, se da tiempo para conversar para esta nota. Son casi las 3 de la tarde y aún no ha desayunado ni ha almorzado, pero está feliz porque durante la madrugada logró comunicarse con un familiar de un paciente que está intubado, producto de una fibrosis pulmonar derivada del coronavirus, logrando calmar la incertidumbre por un momento.
Carlos Villavicencio hace paralelos con Shaun Murphy, protagonista de “The Good Doctor”, porque es un fanático de la serie, disponible en Amazon Prime Video y cuya cuarta temporada debutó el 9 de abril. “Una de las cosas que la serie aborda es la relación médico-paciente y el problema que vive Shaun al sobreponerse en esas situaciones, al padecer un tipo de Asperger. Eso me marcó mucho, ya que trato de darle la importancia a quien uno atiende en el escenario clínico, y también a que el paciente y sus cercanos comprendan lo que padecen”, relata.
Los dramas médicos en TV han alcanzado gran popularidad durante las últimas décadas, mostrando enfermedades y situaciones límites con la tensión propia del trabajo hospitalario. Pero para quienes día a día trabajan en estos recintos, a veces pueden cuestionar lo que aparece en pantalla. En el caso del doctor Villavicencio, quien ha seguido de cerca la trama de “The Good Doctor”, cree que la serie está “bastante humanizada”, y busca adecuarse a las distintas situaciones.
Si bien se siente identificado con el papel de Freddie Highmore, también le tiene cariño a la doctora Morgan Reznick, interpretada por Fiona Gubelmann, cuando ignoró las complicaciones de su artritis reumatoide, debiendo retirarse de su especialidad en el hospital californiano. Dice que a veces los médicos tienden a ser “muy malos pacientes”, y que la historia de Morgan a lo largo de los capítulos en los que enfrenta su enfermedad, pudo ser completamente distinta. Lo mismo le ocurre con el doctor Neil Meléndez, quien fallece al final de la tercera temporada por no tratar un accidente encéfalo craneano y dedicarse a trabajar. “Uno deja pasar las horas cuando está enfermo, y la vocación le gana al estado de salud”, comenta.
Turnos extensos y situaciones de estrés
Las series que intentan representar cómo se despliegan los médicos pueden sobrepasar la ficción. Hay situaciones presentadas en los capítulos que los doctores viven día a día en sus unidades. Valentina Zamora, becada en medicina interna del Hospital Militar de la Universidad de Los Andes, cree que en general, en los programas de este género prima la entretención, donde el público mira atenta la incertidumbre de descubrir un padecimiento, destacando algunos aspectos de la medicina.
En un capítulo de la primera temporada de “The Good Doctor”, “Not Fake”, el equipo médico del San José St. Bonaventure bromea por el poco movimiento del turno nocturno, hasta que reciben a una docena de accidentados, provenientes del choque de un bus. Valentina Zamora reconoce que esas son situaciones que ocurren regularmente: “A veces pasa que llegan muchos pacientes a hospitalizarse y todos debemos correr. Ahora, con la pandemia, estamos moviéndonos a ese ritmo todos los días”.
En esos casos, los equipos deben estar atentos para tomar las decisiones correctas. Zamora describe que en el área de medicina interna, constantemente deben ver las complicaciones de sus pacientes y todo lo que ellos necesitan. “Con el COVID-19 somos los que estamos al pie del cañón. Si un paciente se descompensa a las 4 de la mañana, uno tiene que verlo con la misma energía que ve al paciente que ingresa a mediodía”, resume.
En la serie también muestran situaciones de estrés, como sucede en el capítulo “36 hours”, donde a los residentes de cirugía les toca un turno más extenso de lo habitual, por lo que deben lidiar con su habilidad de resolver problemas, pese a la falta de sueño. Katia Volpi, médico interno en el Hospital Regional de Concepción, cree que en esos momentos es donde más debe primar el trabajo en equipo, pese a que el insomnio puede afectar a la concentración y a la toma de decisiones; más aún cuando ya son cerca las 8 de la mañana, y los equipos llevan 24 horas despiertos. Volpi lo ha vivido en primera persona: “En los turnos con muchas horas y poco sueño, sufría dolores de estómago. Los jefes a cargo me permitían tomar un momento de relajo, para sobrevivir a tantas horas de trabajo”.
Frente a la situación, Volpi también cuenta que conoce a varios profesionales que se sobreponen al sueño, que van turno tras turno en diferentes hospitales o clínicas, con el fin de responder ante la demanda de médicos. “La situación de pandemia amerita que haya médicos trabajando, y la medicina interna ha sido golpeada ante el alto número de pacientes. Hay algunos que hacen muchos turnos sin parar”, recalca.
Si bien hay diferencias entre las historias que cuentan en los dramas médicos y los hospitales chilenos, los médicos coinciden en algo. De cara al estreno de la cuarta temporada de “The Good Doctor”, que cuenta en su arranque el drama de la atención en medio de la pandemia, la ficción puede ayudar a visibilizar su trabajo, en tiempos en que el mundo vive con más fuerza la emergencia sanitaria.
Carlos Villavicencio cree que las series médicas muestran un ideal que es complejo en la vida diaria del quehacer profesional: “Frente al paciente uno debe pensar tantas cosas, diagnósticos diferenciales, tomar decisiones de manejo, y siempre está el anhelo de ser precisos en el diagnóstico. Estas series muestran justamente eso, la precisión deseada pero tan compleja y multifactorial”.
Valentina Zamora piensa que relatos de ficción como estos ayudan a crear más empatía entre quienes verán “The Good Doctor” por Amazon Prime Video, asegurando que es un momento para reflexionar ante la fragilidad de la vida humana: “Ojalá que con estas series entiendan que somos personas con familias, y que estamos tratando de hacer todo lo que podemos por parar los contagios. Es difícil, cansador, pero no vamos a parar”.
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