¿Chile está preparado para una nueva pandemia?

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El país está tomando medidas proactivas para estar preparado ante futuras pandemias, pero la vigilancia constante y la adaptación son clave para enfrentar cualquier desafío epidemiológico, dice el doctor Sebastián Ugarte, director del Programa de Especialización en Medicina Intensiva de la Facultad de Medicina de la Universidad Andrés Bello.



Todos los expertos concuerdan en algo: que tarde o temprano habrá una nueva pandemia. La cuestión no es si habrá o no una próxima, sino cuándo ocurrirá. Así lo advirtió en abril Tedros Adhanom, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante su discurso en la Cumbre Mundial de Gobiernos en Dubái, y añadió que el mundo no está preparado. Si no aprendemos todas las lecciones que tenemos pendientes, “la próxima vez, lo pagaremos caro”.

Desde 2019 hasta 2023, el coronavirus provocó más de 600 millones de casos en el mundo y más de 6,8 millones de muertos; algo que modificó la estructura de familias, sociedades y economías. Para evitar que esta crisis no nos encuentre desprevenidos, es necesario invertir en estrategias de prevención que frenen el desarrollo de una posible nueva pandemia. Cuando llegue la próxima, debemos estar preparados en Chile para responder de manera decisiva, colectiva y equitativa.

El fin de la reciente experiencia pandémica puede provocar dos cosas diferentes: por un lado, la fatiga de la población o la excesiva confianza por parte de los gobiernos, o, por el contrario, una mayor inversión en salud pública, en investigación y en preparación. Un poco de ambas tendencias contrapuestas se han visto en todo el mundo, y quizás también en nuestro país.

Chile ha tomado medidas significativas para fortalecer su preparación ante posibles pandemias. El país cuenta con un sistema de salud robusto y ha aprendido valiosas lecciones de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, la preparación siempre es un proceso continuo. Se deben mantener y mejorar las capacidades de vigilancia epidemiológica, la infraestructura médica y la colaboración internacional.

Todos hemos visto como Chile ha invertido también en investigación científica y desarrollo de vacunas y tratamientos. Esto fortalece nuestra capacidad para responder a nuevas amenazas. Pero también debemos reconocer que las campañas de vacunación han avanzado más lentamente tras la pandemia. Muy probablemente, porque la percepción de riesgo de la población ahora es menor que al inicio de la pandemia, donde la vacunación era un tema de vida o muerte para una parte importante de la población.

Se requiere de una información transparente, con un equilibrio siempre delicado para no generar temor, pero suficientemente directa para que ayude a una correcta percepción del riesgo. También una permanente educación pública sobre medidas preventivas. Esto será esencial para enfrentar futuras amenazas. Además, se necesita de una activa colaboración de la comunidad científica y académica, con todas las Sociedades Científicas involucradas y Universidades con las autoridades de salud del país.

Debemos reconocer que las campañas de vacunación han avanzado más lentamente tras la pandemia. Muy probablemente, porque la percepción de riesgo de la población ahora es menor que al inicio de la pandemia, donde la vacunación era un tema de vida o muerte para una parte importante de la población.

La próxima pandemia puede ser provocada por tres causas más probables: un virus de la influenza, un nuevo coronavirus o un patógeno aún desconocido. El término Enfermedad X se utiliza para describir una enfermedad que aún no conocemos, pero para la cual debemos prepararnos.

La reciente pandemia de COVID-19 fue una Enfermedad X: un nuevo patógeno que causó una nueva enfermedad. Pero habrá otra Enfermedad X, o una Enfermedad Y o una Enfermedad Z. Y tal como están las cosas, el mundo sigue sin estar preparado para la próxima Enfermedad X y la próxima pandemia.

El virus de la gripe o influenza pertenece a la familia de los Orthomyxovirus. Ha habido cuatro pandemias de gripe: la de 1918 (H1N1, origen aviar) con 20-40 millones de muertes; la de 1957 (H2N2, recombinación aves y humanos); la de 1968 (H3N2, mezcla de virus de aves y humanos), y la de 2009 (H1N1, recombinación de virus de cerdos, aves y humanos) que causó unas 200.000 muertes.

Otras sospechas de posible “Enfermedad X” ha sido, por ejemplo, el virus de la viruela del mono (MPXV) que ganó atención mundial en 2022 durante un brote asociado al contacto sexual. El clado I de MPXV, prevalente en África Central, causa enfermedad grave y alta mortalidad, mientras que el clado II, en África Occidental, se asocia con enfermedad más leve.

En octubre de 2023, un nuevo brote de viruela símica se detectó en Kamituga, RDC, con 241 casos sospechosos y 108 confirmados, destacando el contacto sexual como clave de infección. Un estudio científico reveló un linaje distinto llamado clado Ib, mortal en algunos casos, con dos muertes entre los 108 casos confirmados. Pero su propagación aún parece controlada.

Chile está tomando medidas proactivas para estar preparado ante futuras pandemias, pero la vigilancia constante y la adaptación son clave para enfrentar cualquier desafío epidemiológico. La historia nos ha enseñado que la próxima pandemia es inevitable, pero con preparación adecuada, inversión en salud pública y cooperación global, podemos mitigar su impacto y proteger la salud de nuestras comunidades.

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