Cris Miranda: el diseñador chileno que le está cambiando la cara al reciclaje textil

Destacado por Forbes internacional como uno de los cinco diseñadores que están transformando radicalmente los residuos a nivel global, este artista chileno ha desarrollado una interesante carrera con ecos globales al reutilizar textiles y reinterpretar la estética japonesa. El académico de Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello acaba de emprender un nuevo desafío al ganar una pasantía en el programa Jóvenes Líderes de las Américas en Estados Unidos. Allí aprenderá a desarrollar su mente empresarial y cómo hacer que su proyecto de moda, sostenible y transformador, llegue a más personas.
¿Cómo algo tan hermoso como la moda podría tener una contracara tan horrible? ¿Cómo miles de trabajadores textiles en el sudeste asiático tienen que estar encerrados por muchas horas, en condiciones laborales denigrantes, solo para coser las poleras que se venden en los retails de Chile y el mundo?
Para Cris Miranda (29) esto simplemente no tenía sentido. “Yo me posicioné como diseñador y pensé: ¿cómo puedo contribuir a que esto no siga creciendo? ¿Cómo puedo generar conciencia a nivel social respecto del daño que genera la industria de la moda y la moda rápida en el ecosistema y en la sociedad?”, recuerda.
Ese cuestionamiento se transformaría en el concepto sobre el que ha cimentado su carrera: la sostenibilidad. Todo partió con su proyecto de título, donde implementó por primera vez el upcycling, forma de reciclaje creativa donde los materiales de desecho se convierten en productos de mayor valor.
“Hice una colección de vestuario para todo tipo de géneros a partir de la reutilización de los textiles. En ese momento –esto fue hace siete años— era muy incipiente la sostenibilidad en la industria de la moda. No como ahora, que es una regla para todos”, comenta.
“Decidí trabajar con textiles regalados, piezas de prendas que fueron vestidas por diversas personas y que iban a terminar de una u otra manera en el vertedero. Impedí eso, hice una campaña de recolección de distintas tipologías de vestuario y cree esta colección de 16 conjuntos”, indica.

El tema tenía que ver con cómo se entendía el género en las culturas precolombinas, pero estaba ligado a una fuerte influencia de la estética japonesa, que ha sido el hilo conductor de su trabajo. “Soy otaku, me fascina Japón, me fascina el idioma, la música y el kimono, que es lo que estoy trabajando más fuertemente ahora”, revela.
En ese proyecto de título, que se convertiría en la marca Cris Miranda, el diseñador estableció una metodología de trabajo distintiva que ha seguido desarrollando y perfeccionando. Hoy, define la propuesta que lleva su nombre como pulcra, elegante y diversa, para llegar más allá del cliente tipo.
La idea es atraer a “quien quiera compartir esta idea creativa que no solamente se traduce en productos estéticos, sino que tiene un trasfondo social, ambiental y económico. Para mí, Cris Miranda es una marca multigeneracional y de excelente factura, porque me he preocupado de eso desde siempre”, declara.
Reinterpretando la estética japonesa
Esa primera colección, llamada Elune, fue presentada en VisteLaCalle Catwalk, un desfile que reúne a diseñadores emergentes y consagrados para promover la industria de la moda local. “Le fue muy bien. Fue un hit y desde entonces no he parado”, asegura.

Después de Elune, Cris comenzó a trabajar con diseñadores que habían aprendido de los japoneses la reutilización del kimono. “Eso me pareció muy interesante, me voló la cabeza el trabajo textil japonés, también a través de la seda, que es una fibra tan noble”, afirma el académico del Campus Creativo UNAB.
Entonces, decidió aventurarse. Motivado por toda su admiración por la cultura nipona, en 2019 se fue a Japón gracias a una visa working holiday para estudiar y entender esos procesos textiles. “Estuve viviendo dos años. Me empapé un montón de la cultura, aprendí el idioma, las tipologías de vestuario, los tipos de kimonos, la cantidad de metros de seda que se pueden rescatar de esas piezas, que son descartadas”, cuenta.
“Al volver a Chile, decidí que tenía que aplicarlo en mi proceso creativo y le di mucho más protagonismo. Ahora me dedico 100% al trabajo con esos textiles y también a la reutilización de prendas de vestir de segunda mano que sigo recolectando”, señala.
En 2022, Cris Miranda participó en el Redress Design Award, el concurso de diseño de moda sostenible más importante del mundo que tiene lugar en Hong Kong. Con una colección titulada「RE」COLLECT , donde utilizó técnicas de upcycling con kimonos y sus obis o fajas de seda, así como las chaquetas de cuero de su madre, fue premiado como el favorito del público.
Los cinco conjuntos de vestuario unisex fueron el resultado de un profundo proceso de investigación de la estética japonesa, pero de acuerdo con la mirada latina del diseñador chileno. En ellos se trabajaron conceptos estéticos y filosóficos tradicionales de la cultura nipona como wabi-sabi, mono no aware y miyabi.

En su conjunto, estas ideas “nos invitan a entender la vida como algo transitorio, algo que no es rígido, sino que fluye, donde la belleza se encuentra en todas partes. Está en lo imperfecto, en lo que tiene una historia, en lo que tiene remiendos, en lo que tiene nuevas posibilidades de vida”, reflexiona Cris Miranda.
Este reconocimiento, “realmente elevó el perfil de mi carrera, porque es un concurso muy prestigioso, es muy difícil de llegar allá. De hecho, soy el único chileno que lo ha logrado hasta el día de hoy. Me hizo compartir y conocer a distintos mentores que son actores importantísimos de la industria”, asegura.
Moda sostenible que transforma realidades
Tras su estadía en la “tierra del sol naciente”, Cris volvió al país para dar vida a Glamitex, que más que una empresa, es un conglomerado de iniciativas de moda sostenible. “No solamente tiene que ver con la reutilización de los textiles, las fibras y crear ropa. Sino que también con educación respecto de la moda”, explica.
Con Glamitex imparte talleres para mujeres y adultas mayores. A través de la reutilización de su propia ropa, se generan talleres de trabajo y de especialización en costura. “Al mismo tiempo, tenemos un área más educativa, que entrega herramientas a personas ligadas a la moda para que puedan internacionalizar su carrera”, explica.
Se trata de cursos de inglés de especialización, que desarrolla en conjunto con la academia BeModel Managment. Están enfocados modelos u otras personas afines a la industria y en ellos se ejercita el idioma en instancias como castings o pasarelas.

“Sólo por querer entender lo que cantaba Madonna aprendí inglés y me di cuenta de que tenemos mucho talento en nuestra región, pero lamentablemente el idioma es una tremenda barrera. Con estos cursos queremos que más personas puedan acceder a estas oportunidades maravillosas que yo he tenido”, señala.
Además, el diseñador desarrolla su producción textil en colaboración con distintas comunidades para fomentar el empleo en sectores vulnerables. “Con la marca Cris Miranda estamos trabajando con talleres en La Florida, en Puente Alto –porque yo soy de Puente Alto— porque me interesa que la transformación social venga de mi propio territorio”, cuenta.
El año pasado, Cris Miranda, se unió a 1KO, empresa colaborativa que impulsa microeconomías y comunidades en Chile a través del diseño y el arte. En conjunto, desarrollaron una colección de kimonos y jardineras, con estampados creados por artistas de Bajos de Mena para Falabella, colección que se vendió de norte a sur y se agotó en menos de un mes.
“Que a Falabella, que es un gran retail a nivel internacional, le interese invertir en procesos de transformación social a través de la moda es lo que a mí me dejó más satisfecho del proyecto. Además, fue 100% producido acá, con textiles y viscosas obtenidas en el sur”, analiza Cris Miranda.
“El trabajo de confección más todo el trabajo creativo y de marketing fue producto de mentes chilenas, así que fue maravilloso poder contribuir a reconstruir nuestra industria de la moda que no existe, casi, y que más personas puedan acceder prendas hechas en Chile”, agrega.

Para Cris Miranda, la moda transforma realidades, partiendo por la suya. “Es mucho más que solo cubrir el cuerpo. Tiene una energía social transformadora. He ido entendiendo que es mucho más profunda de lo que nosotros vemos en los medios, en la televisión, en estos eventos. Es la primera arquitectura que habita el ser humano, que tiene todo este poder, no solo por la estética y la belleza que genera, sino porque tiene un sentido”.
Escalar industrialmente el upcycling
En mayo de 2024, Cris Miranda fue distinguido por Forbes Chile como uno de los 50 chilenos más creativos. Cinco meses más tarde, Forbes internacional lo destacó como uno de los cinco diseñadores que estaban transformando radicalmente los residuos a nivel global.
Pero para Cris, lo suyo no se trata solo de talento y de conciencia ambiental. También requiere una conciencia de producción económica. “Si tu proyecto no vende, no puede impactar, no puede crecer, no puede continuar su proceso. Creo que es muy importante poder marketear el trabajo que haces y que sea de mayor acceso”, comenta.
Por eso, aplicó y fue seleccionado por el programa Jóvenes Líderes de Las Américas, una iniciativa del gobierno de Estados Unidos que apoya a emprendedores emergentes de Canadá, el Caribe y América Latina.
Cris fue escogido junto a otros 180 participantes, de los cuales 11 son chilenos. El criterio estuvo determinado por el impacto positivo que ha tenido su iniciativa y cómo ha logrado conectar a las personas en su territorio.

El programa es una especie de pasantía educativa con un currículo enfocado en desarrollar el liderazgo y la mente empresarial. Esto parte de la base de que no solo se nace con esta mirada, sino que también se entrena y se adquiere.
“Esta oportunidad la tomo primero desde la educación, para poder formarme y entenderme como empresario y aplicar todas estas herramientas a mi proceso de producción”, cuenta.
“Y por supuesto, tengo ganas de construir redes en Estados Unidos que me permitan comercializar mi trabajo. También, de traer ese conocimiento a Chile y compartirlo con el resto”, agrega.
Cris ya está estudiando y participando de modo asincrónico desde diciembre y luego, en mayo próximo, se trasladará por dos meses a una pasantía en Nueva York. “Estoy muy expectante, con muchas, muchas ganas de conquistar la Gran Manzana”, declara.
Durante la pasantía entrará en contacto con una empresa de mayor envergadura y con procesos productivos similares que lo guiará para dar el salto comercial que Glamitex necesita. “He identificado que el escalamiento productivo del upcycling es muy complejo”, apunta.
El artista se pregunta cómo hacer un escalamiento industrial de algo que se realiza con piezas únicas, con piezas de descarte que nunca son iguales ni se repiten. ¿Cómo se sistematiza para llegar a más personas? Esas serán las respuestas que espera encontrar a través de esta experiencia única.

Una formación multidisciplinaria para una carrera global
Cris Miranda declara que para recorrer este camino e internacionalizar su carrera, su formación en la Universidad Andrés Bello fue determinante. Él fue parte de la primera generación que se graduó de Diseño y Vestuario Textil.
“Fue una apuesta que terminó siendo muy beneficiosa para mí porque logré conocer a tremendos actores de la industria creativa, grandes mujeres, grandes maestros que fueron mis guías, que encausaron esta desbordante creatividad y me enseñaron lo que era la reutilización y el impacto ambiental que genera la industria”, recuerda.
“Pude aprender de otras áreas que quizás uno cree que no están tan asociadas a lo creativo, pero que son esenciales como el marketing y el emprendimiento. Para mí fue muy importante porque, de lo contrario, no podría haber creado este nexo entre creatividad, producto y empresa”.
Además, el exalumno, hoy es académico de su alma mater e imparte el ramo electivo de Estética Japonesa. “Es cuarto año que lo hago y se llena. A los chilenos les fascina Japón. Estamos enamorados de su cultura a través del animé, de la música, del manga y es muy lindo para mí ver generaciones nuevas, que tienen 10 años menos que yo y que están súper interesadas. Esto no es una moda, es un estilo de vida”.
“Creo una arista muy importante de mi trabajo es cómo podemos conectar con distintas culturas del mundo desde la apreciación, desde el entendimiento. No es tomar esto, transformarlo y aprovecharme, para nada. Es siempre desde apreciar las distintas aristas culturales que existen en el mundo, desde la investigación, desde entender, desde aprender”, concluye.
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