Fenómenos astronómicos: ¿Qué podremos ver en Chile en 2025?

Chile ha sido durante décadas un epicentro mundial para la astronomía. Con algunos de los cielos más oscuros y prístinos del planeta, el país ha acogido la instalación de centros de vanguardia, como el Observatorio Europeo Austral (ESO), Cerro Paranal y el futuro Extremely Large Telescope (ELT) en Cerro Armazones, el telescopio más grande que ha existido en la Tierra.

Por eso, no hay chileno que no haya visto algún fenómeno astronómico, desde el cometa Halley en los 80 hasta los recientes eclipses solares que acontecieron en norte, centro y sur del país entre 2019 y 2021.

Si bien esos eventos no son tan comunes, Catalina Urrejola, doctora en Astronomía y divulgadora del Observatorio Nacional, señala que tenemos la oportunidad de disfrutar de fenómenos astronómicos durante todo el año, que solo requieren de observar hacia el cielo con algún telescopio o cámara fotográfica.

El evento más próximo es un eclipse lunar total este próximo viernes 14 de marzo, que será totalmente visible en el país.

Catalina Urrejola expresa que este tipo eclipse destaca por ser la Luna la que cambia de color, debido a la sombra que proyecta la Tierra sobre ella.

“El fenómeno va a ocurrir desde la una de la mañana”, expresa, indicando que, como ocurrió con el eclipse solar, no será tan visible al principio, pero alcanzará su máximo a las cuatro de la mañana, donde “la Luna se va a volver más rojiza”, acto que desaparecerá cerca del amanecer, a las siete de la mañana.

Este color, explica Urrejola, se produce por la luz que llega y atraviesa la atmósfera de la Tierra proyectándose en la Luna, tomando este tono que algunos le llaman “la Luna de sangre”.

Los eclipses lunares son bastante frecuentes: de hecho, habrá otro el próximo domingo 7 de septiembre. Álvaro Rojas, académico del Departamento de Física USACH e investigador CIRAS/MAS/ERIS, plantea que los eclipses de Luna tienen la ventaja de que, como la Tierra es más grande, el satélite se va a ver oscurecido desde que tenga una mitad de la Tierra que quede mirando hacia ella, siendo visible el hecho desde otros puntos geográficos.

Rojas manifiesta que un aspecto fascinante de estos eventos es la coincidencia astronómica que permite que el Sol y la Luna se vean de tamaños similares en el cielo.

“Aunque el Sol es 400 veces más grande que la Luna, esta última está aproximadamente 400 veces más cerca de la Tierra, lo que permite la cobertura perfecta durante un eclipse total”, complementa.

Sin embargo, pensando en el futuro contado en milenios, esta situación no será permanente, ya que la Luna se aleja de la Tierra a razón de 3,8 centímetros por año, lo que eventualmente impedirá que siga cubriendo completamente al Sol.

Tanto el próximo 22 y 23 de abril como del 5 al 6 de mayo podrá ser vista durante la noche una lluvia de meteoros. Ambos acontecimientos comparten diferencias. Así lo explica Ricardo Demarco, astrónomo y académico del Departamento de Física y Astronomía de la U. Andrés Bello sede Concepción.

“De partida, cada lluvia tiene un nombre en particular, lo que permite inmediatamente saber a qué punto del cielo uno debe observar”, indica Demarco.

En abril será el turno de la lluvia de meteoros Líridas, con aproximadamente 20 meteoros por hora, y una visualización mayor después de la medianoche, mirando hacia la constelación de Lyra en el noreste.

En el caso de mayo, será la lluvia de meteoros Eta Acuáridas, con una tasa máxima de hasta 60 meteoros por hora, y una mejor visualización en las horas previas al amanecer, mirando hacia la constelación de Acuario en el este.

En resumen, distintos puntos en el cielo donde aparecerán proyectadas. Como las estrellas se miden en brillo, siendo la más brillante la Alfa, el nombre permite identificar el punto radiante, que es de dónde vienen estas lluvias de meteoritos.

La astrónoma Catalina Urrejola señala que durante el año ocurrirán manifestaciones similares, como pasará la noche del 12 al 13 de agosto con la lluvia de meteoros Perseidas que, aunque se observa de forma más favorable en el Hemisferio Norte, desde Chile se podrá apreciar mirando hacia el noreste después de la medianoche.

Lo mismo ocurrirá la noche del 21 al 22 de octubre con la lluvia de meteoros Oriónidas, que tendrá su mejor visualización después de la medianoche, mirando hacia la constelación de Orión en el este.

Ricardo Demarco, quien también es investigador asociado del Centro CATA, entrega más información sobre estas piedras que viajan por el espacio.

Los meteoros, en el fondo, son partículas de polvo que cuando entran a la atmósfera terrestre se calientan y se desintegran por la fricción con la atmósfera. “Al hacer eso, esa roca se vuelve incandescente, se desprende material y forma una cola que brilla”, precisa.

Muy diferente sería si sobrevivieran a la desintegración de la atmósfera. De ser así, ese cuerpo al chocar con la superficie de la Tierra pasa a llamarse “meteorito”.

A medida que la Tierra se desplaza en su órbita alrededor del Sol, se encuentra con restos de cometas que han pasado cerca de nuestra estrella. Estos desechos, explica el investigador penquista, están compuestos en su mayoría por partículas desprendidas de la superficie de los cometas debido al calor solar y quedan flotando en el espacio.

Cuando un cometa se acerca al Sol su temperatura aumenta, liberando gases y pequeñas partículas de polvo que permanecen en su antigua trayectoria. Con cada nuevo acercamiento, el cometa pierde más material, reduciéndose gradualmente hasta desintegrarse por completo.

Sin embargo, Demarco agrega que los fragmentos más sólidos continúan orbitando al Sol y, en ocasiones, la Tierra cruza estas zonas, atrayendo dichas partículas con su gravedad, lo que da lugar a la entrada de estos restos en nuestra atmósfera.

El pasado 28 de febrero fue visible desde el país y en todo el Hemisferio Sur un suceso que no volverá a ocurrir hasta 2040, es decir en casi 15 años más. Los protagonistas fueron los siete planetas del sistema Solar: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Sin embargo, aún quedan oportunidades para ver hechos similares.

Por ejemplo, del 17 al 18 de junio ocurrirá la conjunción de Marte y Júpiter. Ambos planetas estarán muy próximos en el cielo antes del amanecer.

Lo mismo ocurrirá del 11 al 12 de agosto con la conjunción de Venus y Júpiter. Ambos planetas estarán extremadamente cerca en el cielo nocturno, creando un punto de luz brillante conjunto.

Ricardo Demarco dice que las conjunciones astronómicas ocurren cuando dos o más objetos celestes parecen estar “muy cerca en el cielo desde nuestra perspectiva en la Tierra”.

El acontecimiento puede involucrar planetas, estrellas e incluso la Luna, provocando este efecto de proyección, pero en realidad estos cuerpos están a distancias muy diferentes entre sí en el espacio tridimensional.

“A diferencia de una alineación real, las conjunciones son efectos visuales que pueden resultar espectaculares”, asegura el investigador. Aunque algunos eventos de este tipo son más frecuentes, otros, como la conjunción entre Marte y Júpiter, pueden tardar años en repetirse.

Lo que pasará en junio y agosto entre estas relaciones celestes no solo es un espectáculo visual para quien admire la astronomía o no, sino que a lo largo de los años han inspirado mitos, creencias y relatos que trascienden a la ciencia y se convierten en símbolos de la cultura popular o la astrología.

El fin de año nos regalará tres oportunidades para poder disfrutar de las Superlunas, un fenómeno astronómico que ocurre “cuando la Luna llena coincide con su punto más cercano a la Tierra en su órbita, conocido como perigeo”, señala Álvaro Rojas, de la USACH.

La órbita lunar no es perfectamente circular, sino ligeramente elíptica, lo que hace que en ciertos momentos la Luna esté más cerca o más lejos de nuestro planeta.

Durante una Superluna, la Luna puede verse hasta un 15% más grande y hasta un 30% más brillante en comparación con una Microluna, que ocurre cuando la Luna llena se encuentra en su punto más alejado, o apogeo.

Este fenómeno ocurre un par de veces al año y es un espectáculo visual impresionante para los observadores del cielo. En 2025, las Superlunas se producirán el 7 de octubre, el 5 de noviembre y el 5 de diciembre, ofreciendo la oportunidad de apreciar una Luna más imponente y luminosa de lo habitual.

Aunque la diferencia en tamaño es difícil de notar a simple vista, el aumento en brillo sí puede hacer que estas Lunas llenas destaquen más en el cielo nocturno.

Catalina Urrejola, del Observatorio Nacional, dice que de los tres fenómenos hay que ponerle atención al que ocurrirá el miércoles 5 de noviembre, que será la Superluna más grande de 2025, ofreciendo una vista espectacular en el cielo nocturno.

Urrejola entrega otros datos interesantes, sobre todo para entender que la Superluna no pasa siempre porque tienen que darse dos fenómenos. Lo primero es que la Luna esté en Luna llena, y además que coincida en el punto más cercano a la Tierra. “Cuando la Luna está hacia el horizonte en general hay fotografías maravillosas en donde realmente se ve más brillante, más impactante”, relata.