¿Qué le ocurrió a Raphael? La importancia de la atención rápida ante un ACV

El cantante español Raphael, de 81 años, fue atendido de urgencia el pasado martes 17 de diciembre, después de sentirse mal en medio de una grabación del programa “La Revuelta” en España, debido a síntomas que sugerían estar cursando un accidente cerebro vascular (ACV).

El intérprete de “Yo soy aquel” llegó de forma voluntaria y consciente hasta un recinto asistencial en Madrid para realizarse los primeros estudios frente a la sintomatología que estaba presentando, confirmando el diagnóstico médico.

Debido a esta situación, es necesario reforzar que el ACV es una urgencia médica grave que requiere atención inmediata, que puede ser cubierta por Ley de Urgencia y, posteriormente, por el GES. Es importante también entender que existen dos tipos de ACV: isquémico y hemorrágico.

El ACV isquémico se produce por la oclusión de un vaso sanguíneo en el cerebro, mientras que el hemorrágico se genera por la ruptura de un vaso sanguíneo. A su vez, no sólo es relevante el tipo de ACV, sino que dónde ocurre, ya que las secuelas serán distintas según ocurre en el hemisferio izquierdo o derecho del cerebro, en el cerebelo o en el tronco encefálico.

En general, las personas que sufren accidentes vasculares hemorrágicos suelen sufrir un dolor de cabeza muy intenso y, luego, podrían presentar pérdida de la conciencia con una duración variable. Generalmente, requiere una intervención médica rápida. En el caso del paciente con accidente vascular isquémico no tiene necesariamente compromiso de conciencia, y la sintomatología que puede presentar va a depender del territorio donde se ocluyó el vaso sanguíneo.

Es fundamental conocer cuáles son los síntomas que más comúnmente se presentan en las personas que están cursando con un ACV. Dentro de estos se incluye: debilidad o pérdida de sensibilidad en un lado del cuerpo, dificultades visuales, dificultad para hablar o para comprender el lenguaje, dolor de cabeza más grave de lo habitual o vértigo y también inestabilidad. 

Si se presenta esta sintomatología, es importante consultar al servicio de urgencia más cercano. El tiempo transcurrido desde la aparición de los síntomas es clave, y puede impactar en las secuelas que puedan quedar luego de sufrir un ACV, ya que ayuda a establecer que el equipo médico realice maniobras para evitarlas o bien para disminuir la gravedad.

También es necesario informar que el tiempo que ha transcurrido desde que comenzaron los síntomas de ACV permite determinar el tipo de procedimientos médicos que se pueden realizar.

En cuanto a los factores de riesgo, algunos son modificables y otros no. Los factores modificables incluyen el estilo de vida y el uso de medicamentos para controlar enfermedades como hipertensión arterial, diabetes mellitus y dislipidemia o colesterol alto. También son factores de riesgo modificables la obesidad, el tabaquismo, las arritmias cardíacas, las cardiopatías y la vida sedentaria.

Por otro lado, los factores no modificables incluyen la edad, el sexo, la raza, la predisposición genética y algunos síndromes metabólicos.

Es relevante destacar que los ACV afecta a 30 personas por cada 100.000 habitantes entre los 30 y 40 años, aumentando considerablemente en personas mayores de 80 años. El manejo de los pacientes que lo padecen está cubierto por la canasta GES, lo que garantiza atención desde el diagnóstico hasta la rehabilitación.