Serge Haroche, Premio Nobel de Física: “La ciencia hace que valga la pena defender a la humanidad”
De visita en Chile como expositor en el Congreso Futuro, el prominente físico cuántico francés tuvo un encuentro con académicos, investigadores, tesistas de doctorado y estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Andrés Bello, donde motivó a los jóvenes con sus ideas acerca de la importancia de unir la investigación científica con un propósito y con consideraciones éticas.
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“Todos están hablando de Inteligencia Artificial, IA. Todo es IA. Nos preocupa que la ciencia se pierda entre demasiada IA”, dijo Pierre Paul Romagnoli, decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNAB, para abrir el diálogo que sostuvo Serge Haroche la semana pasada con investigadores y estudiantes de esa unidad académica.
“Creo que eso es importante no sólo para la Física, sino que es un problema de la humanidad en general. La IA es una herramienta fantástica, pero tiene que ser usada sabiamente”, respondió el físico cuántico francés, quien vino al país para exponer en el Congreso Futuro.
Haroche fue galardonado con el Premio Nobel de Física en 2012, junto a David J. Wineland, por desarrollar de manera independiente métodos experimentales para observar y manipular sistemas cuánticos individuales sin destruirlos. Algo que, hasta entonces, no era posible.
El encuentro en la UNAB, que incluyó un recorrido por los laboratorios del Centro Teórico Experimental de Física de Partículas, permitió que miembros de la comunidad educativa pudieran dialogar de manera cercana e intercambiar ideas con el Premio Nobel, quien profundizó más en su concepción de la IA.
El científico descartó que esta pueda escapar a la voluntad de quienes la crearon, sin embargo, como todas las herramientas, puede ser usada de buena o mala manera. “Como la energía nuclear”, dijo.
“No puedes detener la investigación, no puedes detener la creatividad de las personas. Tiene que ser combinado con algunas consideraciones éticas. Debería haber leyes y regulaciones para la IA así como para la energía nuclear.
Desafortunadamente, estamos en un momento en que vamos exactamente en la dirección opuesta. Todos los tratados acerca de energía nuclear están siendo cancelados”, expresó con preocupación.
“Claramente tienes cosas positivas. El hecho de que puedas recopilar una gran cantidad de datos, buscar la correlación, intentar descubrir nuevas formas de materia condensada. Todas estas cosas son muy positivas. Pero hay que controlarlo”, sentenció.
La curiosidad, necesaria para el progreso
A los estudiantes, Serge Haroche les entregó un mensaje claro: “Necesitas estar motivado por un sentimiento de curiosidad, por el hecho de que quieres comprender mejor el mundo. Creo que lo que impulsa la ciencia, en el fondo, es la curiosidad”.
En 2025 se cumplirá el centenario de la física cuántica. “De hecho, alcanzó la mayoría de edad con el trabajo de Schrödinger y Heisenberg en 1925, que descubrieron que el mundo microscópico es básico. Esto fue hecho por personas que querían entender, por curiosidad. No creo que ninguna de estas personas dijera alguna vez que iba a hacer una revolución”, comentó.
“Ahora, 100 años después, escucho demasiado sobre eso. Jóvenes físicos que trabajan en el campo dicen que estamos en la segunda revolución cuántica. Creo que es ridículo. Estás investigando y no puedes sobrevender lo que sucederá en el futuro. Es imposible de predecir”, indicó.
El físico contó que, en el año 1900, cuando las personas tenían mucha fe en el progreso y la electricidad estaba cambiando el mundo, se publicaron una serie de postales que trataban de imaginar el mundo en el 2000 y que hoy se pueden encontrar en internet.
Para él, son muy ingenuas. De hecho, solo extrapolaban lo que había: los primeros aviones estaban en el futuro cercano por lo que imaginaban pequeñas máquinas voladoras, o nuevas versiones del cine.
“Nadie pensó en el computador, en el láser, en el GPS. Todas estas cosas eran imposibles de imaginar. Ahora estamos en el siglo XXI, pero no he visto postales tratando de imaginar cómo sería la vida en el año 2100. Tal vez sea porque hemos perdido algo de confianza en el progreso. No hablamos de progreso, hablamos de innovación”, expresó Serge Haroch.
El científico hace una diferenciación entre ambos conceptos. “El progreso es una dimensión social. El progreso mejora la vida de las personas. La innovación es algo que está más relacionado con el mercado. Produce algo que se venderá y generará mucho dinero para las empresas que lo comercialicen. Es una gran diferencia”, señaló.
Serge Haroche dijo que aún hay muchas preguntas abiertas y muchos descubrimientos científicos que hacer. “Pero tienen que combinarse con algún propósito para que la sociedad vaya en la dirección correcta, porque de lo contrario, todo lo que estamos haciendo se perderá”.
Los científicos deben proteger la cultura
“Los jóvenes que quieren dedicarse a la investigación tienen que entender que vivimos en un mundo donde tienes que estar motivado por algunos ideales para aprender más cosas”, subrayó.
“La ciencia es parte de la cultura y es lo que hace que valga la pena defender a la humanidad. Creo que el arte, la cultura y la ciencia son todas formas de creatividad, pero hay que protegerlas y defenderlas, y nosotros somos parte de ello. Como científicos, somos parte de eso”, apuntó.
En este contexto, señaló que, a pesar de eso, la historia de la ciencia es poco enseñada y divulgada.
“Es muy importante porque te da una idea de la forma en que las cosas han evolucionado, la conexión entre el conocimiento básico y la ciencia aplicada, y tienes muchos ejemplos de eso. Y da cuenta de que todos los campos de la ciencia están conectados. La naturaleza interdisciplinaria de la que estamos hablando hoy existió desde el principio”.
También destacó la relación virtuosa que existe entre la investigación y la docencia. “Creo que parte de lo que se trata nuestro negocio es transmitir el conocimiento de una generación a la siguiente, y la forma de hacerlo es enseñando”.
“Si eres un buen investigador, también podrías ser un buen profesor, y la ventaja de enseñar va en ambos sentidos. En primer lugar, transmites el conocimiento, pero también te ayuda a hacer tu investigación. Si puedes explicar a los estudiantes jóvenes lo que estás haciendo, te aclara las ideas y, a veces, te da una nueva dirección para tu propia investigación”, comentó.
Cuando hizo su posdoctorado en Stanford, Serge Haroche trabajó con Arthur Schawlow, Premio Nobel de Física en 1981, quien desarrolló los conceptos que permitieron la invención del láser. En el encuentro con los estudiantes de la UNAB, el físico francés recordó algo que Schawlow solía decir a los jóvenes:
“Sé que podrías estar impresionado por todo el conocimiento que se ha acumulado antes de ti, pero no deberías estarlo. No te dejes impresionar por eso. Lo que se te pide es simplemente descubrir una cosa, no algo que no haya sido descubierto antes”.
“Es fácil decirlo”, agregó Haroche, riendo junto a los asistentes.
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