“Te falta experiencia”: por qué está siendo tan difícil para los sub-30 encontrar trabajo

empleo jovenes
Según la Encuesta Nacional de Empleo del INE, la tasa de desocupación nacional en el último trimestre móvil mayo-julio es de 8,7%, mientras que la tasa de desempleo juvenil en el mismo periodo se ubicó en un 21,4%.

El poco rodaje laboral es solo uno de los diversos obstáculos que el mercado impone a los jóvenes que buscan trabajo. Hoy las plazas para ellos en muchos casos son poco adecuadas, mal remuneradas y peor aún: muy inestables. Hay un proyecto de ley que busca corregir la situación, pero un estudio del Instituto UNAB de Políticas Públicas asegura que no es el incentivo correcto.


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Ilusión, pero también frustración. Buscar trabajo por primera vez en Chile es una mezcla de emociones. Principalmente, porque la falta de experiencia es un escollo difícil de sortear cuando se está empezando una carrera.

La búsqueda de un trabajo en el mercado laboral que enfrentan los jóvenes –pero también cualquier persona que esté empezando— es más difícil. Y cuando se elevan las cifras de desempleo, este grupo es el más afectado.

Según la Encuesta Nacional de Empleo que desarrolla el INE, la tasa de desocupación nacional en el último trimestre móvil mayo-julio de 2024 es de 8,7%, mientras que la tasa de desempleo juvenil –entre 15 y 24 años— en el mismo periodo se ubicó en un 21,4%.

“Siempre es un poco más complejo al principio y por lo tanto es un grupo más vulnerable a las condiciones macroeconómicas en general”, explica Benjamín Villena, académico del Instituto de Políticas Económicas de la Universidad Andrés Bello, UNAB.

Además, los jóvenes “tienden a estar en mayor porcentaje representados en empleos informales debido a que necesitan flexibilidad horaria para complementarlos con estudios superiores”, comenta Francisca Espinoza, investigadora del Instituto UNAB de Políticas Públicas IPP UNAB.

Benjamín Villena
Los jóvenes son un grupo más vulnerable a las condiciones macroeconómicas en general, que dependen fuertemente de las fluctuaciones de la economía, explica Benjamín Villena.

“Como parten teniendo trabajos más simples dentro de la jerarquía de las empresas, cuando las condiciones de estas o de la economía sufren, son los puestos que se liberan más rápido. Es el margen de ajuste más habitual”, dice Villena, también investigador del Instituto Milenio para la Investigación de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas, MiPP.

“Ahora, la razón por la que pueden acceder a estos puestos es porque no tienen experiencia o no han desarrollado completamente su potencialidad y sus habilidades en el mercado laboral. Es como las dos caras de una misma moneda”, añade.

La importancia del primer trabajo

Cuando hablamos de tasas de empleo inciden dos factores: la velocidad con que se crean los puestos de trabajo y la velocidad con que se destruyen por la suma de despidos y renuncias. Mientras más rápido se generan, hay menor desempleo y viceversa.

La gente joven suele tener una tasa de destrucción laboral más alta que otros grupos de la población y una tasa de la posibilidad de encontrar trabajo más o menos parecida”, dice Benjamín Villena.

Prueba de ello es que en la pandemia se destruyeron muchos más empleos jóvenes que de otros tramos etarios.

“La razón principal no es que sea especialmente difícil encontrar trabajo, que, por supuesto, tiene sus dificultades. También influye el hecho de que no conserven o no puedan perdurar mucho tiempo en los puestos de trabajo que tienen en la actualidad. Ese es el factor principal detrás de la tasa de desempleo”, agrega el académico.

Uno de los motivos por los cuales los jóvenes no conservan sus trabajos es que hay una diferencia entre sus expectativas y las características de las vacantes disponibles.

“Es porque los jóvenes actualmente están buscando empleo con características distintas a las anteriores. Por ejemplo, mayor flexibilidad, un empleo que les permita crecer profesionalmente y con un ambiente laboral donde puedan estar cómodos o donde prioricen su salud mental”, explica Francisca Espinoza, del IPP UNAB.

“Creo que hay un tema de deserción de los jóvenes porque tienen otra manera de ver la vida, otra manera de entender y de ver qué es lo que quieren hacer a futuro, son un poquito más inmediatos”, dice Ana María Icarán, directora y fundadora de ICARÁN Headhunters.

Francisca Espinoza
"Los jóvenes tienden a estar más representados en empleos informales debido a que necesitan flexibilidad horaria para complementarlos con estudios superiores”, comenta Francisca Espinoza.

Pero independiente de estos factores, el primer trabajo al que pueda acceder una persona tiene consecuencias relevantes a largo plazo, sobre todo cuando las condiciones del mercado laboral son particularmente complejas en los grupos más jóvenes.

Benjamín Villena lo ejemplifica con la gran recesión que vivió Estados Unidos durante la “Crisis Subprime” en 2008 y 2009.

“Las personas que entraron al mercado laboral en ese tiempo tienen como una cicatriz significativa que perdura por muchos años, porque inician sus carreras laborales en puestos que no son tan adecuados”, explica el académico UNAB.

“Si parto con el pie izquierdo en un trabajo que no es muy bueno no puedo explorar mis mejores habilidades y cuando trato de cambiarme de trabajo, mi currículo ya no es tan bueno y eso va dejando marcas en él que pueden durar muchos años”, señala.

Las consecuencias de esto son insatisfacción laboral, salarios más bajos y una alta rotación laboral. Por eso es muy importante que las personas puedan ingresar al mercado en un trabajo que los sitúe en un camino de desarrollo profesional positivo, subraya Benjamín Villena.

¿Un proyecto de ley puede ser la respuesta?

Para subsanar la falta de experiencia como una de las causas de la alta tasa de desempleo de jóvenes en el país, actualmente se tramita en el Senado un proyecto de ley que modificaría el Código del Trabajo para promover la contratación de personas jóvenes sin experiencia laboral previa.

En concreto señala que las empresas de más de 100 trabajadores deberán dar preferencia en sus procesos de selección de personal a la contratación de personas de entre 18 y 28 años, sin experiencia previa relevante, en los puestos que así lo permitan.

¿Qué efectos tendrá esta iniciativa en el mercado del empleo? En el Instituto UNAB de Políticas Públicas decidieron averiguarlo a través de la elaboración del Panel Laboral Nº 14 titulado “Desempleo juvenil y la falta de experiencia”.

En la encuesta, que se realiza a 28 head hunters nacionales con el fin de monitorear el comportamiento del mercado laboral en Chile, un 63% señala que la medida genera los incentivos incorrectos.

“Las leyes en general fuerzan, pero no se logran los objetivos”, dice Ana María Icarán. “Si no necesitas a la persona realmente, no le vas a dar la importancia que debería tener”, agrega.

“Solo le mete más presión al mercado laboral”, comenta Francisca Espinoza. “Porque aumentan los costos laborales en una realidad económica donde esto ya ha sucedido con el aumento del salario mínimo y la jornada de 40 horas. Esto en general afecta el desempleo de los jóvenes porque ellos son los primeros perjudicados”, añade.

Es importante mencionar que en el momento de la aplicación de la encuesta la contratación del 10% de jóvenes en el proyecto de ley tenía un carácter obligatorio y hoy solo exige dar preferencia a este segmento de la población.

Trabajadores
El proyecto de ley que promueve la contratación de jóvenes sin experiencia aumentaría los costos en un mercado laboral que ya se ha resentido con el aumento del salario mínimo y la jornada de 40 horas, dicen los expertos.

A pesar del cambio, Francisca Espinoza señala que “solamente es un aumento en los costos laborales y que no va a afectar con fuerza el desempleo de los jóvenes”.

Esto, porque a las empresas se les obliga a informar semestralmente el porcentaje de empleados sin experiencia entre 18 y 28 años con que cuentan. Además, deben informar las vacantes disponibles para facilitar la intermediación laboral con este grupo, tener planes de capacitación y dar facilidades para completar sus estudios.

El proyecto apunta solamente a personas que no hayan trabajado antes. Actualmente, alrededor de 294 mil jóvenes entre 18 y 28 años no tienen trabajo, según la Encuesta Nacional de Empleo. Con ella podemos saber que solo 70 mil buscan un puesto por primera vez”, explica Francisca Espinoza, investigadora del IPP UNAB.

“No deben tener experiencia previa. Pero en la última versión del proyecto se aclara que la práctica que hacen las personas en la educación superior también cuenta como experiencia laboral. De los 70 mil antes mencionados, un 55,5% tiene estudios superiores. Nuestra muestra se reduce a 31 mil personas que podrían ser la población objetivo real”, agrega.

“Alrededor del 10% de las personas que están desempleadas entre 18 y 28 años podrían ser beneficiadas con esta ley. Finalmente genera más costos que beneficios. Deja fuera a la educación superior. No consideramos que ese sea un buen incentivo. Además, la falta de experiencia laboral no es verificable”, concluye la investigadora.

En busca de los incentivos correctos

“Una posibilidad es generar estos incentivos fiscales reembolsables que motivan a las empresas a acercar a los jóvenes al mundo laboral real. Porque, como comentaban los integrantes del Panel Laboral, hay una discordancia entre lo que espera la empresa y lo que aprende la persona en la educación superior”, dice Francisca Espinoza.

El problema no es lo que se enseña, sino que falta que los postulantes desarrollen más habilidades para insertarse en el mundo laboral. “Creo que deberían haber instituciones o instancias antes de que la empresa contrate sin experiencia, que los capaciten para que se entienda qué se espera de ellos”, comenta Ana María Icarán.

Ana María Icarán
“Las leyes en general fuerzan, pero no se logran los objetivos”, dice Ana María Icarán. “Si no necesitas a la persona realmente, no le vas a dar la importancia que debería tener”, agrega.

Benjamín Villena dice que hay tres acciones que se realizan en Chile para promover mejores opciones laborales para los jóvenes, que podrían potenciarse más aún. El primero de ellos es el seguro de cesantía.

“Se podría apoyar más a personas que no tienen ahorros en su cuenta de seguro de cesantía. Podrían comenzar su búsqueda laboral con más calma y no estar tan apurados por encontrar un primer empleo que puede no ser la mejor opción”, aclara.

En segundo lugar, “es necesario optimizar las políticas públicas que existen hoy en Chile porque se dedican muchos recursos a capacitación con financiamiento público. Sin embargo, tenemos dudas respecto de qué tan efectiva es para elevar la empleabilidad y los futuros salarios de las personas”, señala.

Por último, el académico UNAB cree que deberían existir políticas más directas de incentivos a la contratación. “Esto lo vimos en pandemia, por ejemplo, el IFE laboral. Hay otras iniciativas que van directamente a financiar o a ayudar a financiar al empleador los recursos que debe utilizar para contratar a personas que recién se están iniciando en el mercado laboral”, comenta.

“Esto se ha hecho de manera más general, pero es necesario tener programas un poco más focalizados en los jóvenes, para tratar de ayudarles a encontrar el mejor primer trabajo que puedan y de esa manera tengan una trayectoria laboral más sólida hacia el futuro”, concluye.

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