“Una empresa que no tenga a ninguna mujer en el directorio debería tener un poco de vergüenza”
Temas como la normativa que establecen cuotas de mujeres en gobiernos corporativos, la necesidad de aumentar las tasas de empleabilidad de mujeres en el mundo formal y el actual escenario electoral, que vislumbra a dos mujeres como candidatas presidenciales fueron parte del análisis del segundo capítulo de "Sesiones Board", que tuvo como invitadas a cuatro líderes de distintas áreas de la sociedad. Revive esta interesante conversación aquí.
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“Culturalmente, siempre se ha pensado que, sobre todo los roles de liderazgo y los mayores protagonismos, requieren de ciertos atributos que son más bien ‘varoniles’; la mujer apoya, consuela, asiste, pero no tiene por naturaleza la cualidad del líder”, cuenta María Gabriela Huidobro, decana de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la UNAB, a modo de diagnóstico inicial sobre el género femenino y su liderazgo a lo largo de la historia.
La intervención de la investigadora, autora del libro “Mujeres en la historia de Chile” -que plantea la tesis de que las mujeres siempre han sido protagonistas del devenir nacional, pero el registro histórico no se ha hecho cargo de rescatar su aporte- abrió el segundo capítulo de Sesiones Board, espacio de conversación de La Tercera y la Universidad Andrés Bello que forma parte de Board, proyecto multiplataforma que busca congregar a quienes hoy toman decisiones que están cambiando el país.
En este segundo diálogo, llamado “Mujeres históricas, liderazgos desde distintas perspectivas”, Rosario Navarro, presidenta de la SOFOFA; Karen Thal, presidenta de ICARE, Alejandra Mustakis, ex presidenta de ASECH y la decana María Gabriela Huidobro, reflexionaron junto a Polo Ramírez sobre lo avanzado y lo que falta por recorrer en torno a la mayor presencia femenina en puestos de influencia y poder.
¿Existe, por ejemplo, una impronta femenina al hablar de liderazgo? “No sabría explicitarlo. Sí tal vez la capacidad de mirar más multisistémicamente”, dijo Rosario Navarro, presidenta de la Sofofa y parte del panel de conversación, que también sumó a Karen Thal, presidenta de ICARE, y a Alejandra Mustakis, empresaria, emprendedora y ex presidenta de la ASECH.
En un escenario actual en el que dos mujeres apuntan como las más fuertes precandidatas presidenciales, Karen Thal recordó el empoderamiento popular que significó a mediados de los 2000 la asunción de Michelle Bachelet como Primera Mandataria. “Chile se demoró 195 años en tener una primera mujer presidenta. 174 en tener una primera mujer rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés. Vamos avanzando, digo, mirando el vaso medio lleno”.
“El liderazgo femenino anda mejor en estas aguas cambiantes, movidas”, agregó Alejandra Mustakis sobre una sociedad actual que parece estar más dispuesta a aceptar las miradas diversas.
Sin embargo, con todo lo avanzado, aún existen trabas, partiendo por la dificultad de acceder a altos puestos. “Tenemos un 51% de participación laboral femenina. Estamos desperdiciando a la mitad del talento del país”, apuntó Rosario Navarro.
“Pero también la falta de modelos de rol impide que inspiremos a más niñas y jóvenes a que tomen liderazgos que antes no eran nuestros”, agregó la representante de SOFOFA.
“No puede ser que la mitad de las mujeres en Chile no tengan un trabajo remunerado. ¿Y por qué nos tiene que importar ese 51%? Porque como ser humano el trabajo te da una identidad, te conecta con el mundo, te permite desarrollarte como mujer, te protege de la violencia de género”, dijo Karen Thal. “Pero mientras las mujeres sigan a cargo del cuidado es muy difícil que podamos seguir avanzando”.
Por esa misma razón, sumó Alejandra Mustakis, es que muchas mujeres emprenden: por necesidad, porque no pueden emplearse bajo estructuras laborales poco flexibles como las actuales. Y muchas de ellas lo hacen en la informalidad.
“No hay un reconocimiento de que existen muchas mujeres que no tienen un trabajo formal, entonces se invisibiliza el problema y no se regula ni se promueve una mejor calidad para esas trabajadoras”, visibilizó María Gabriela García Huidobro.
Sobre incentivar a las organizaciones a la incorporación de mujeres a través de un sistema de cuotas, hay contextos y contextos. En el ámbito académico, por ejemplo, pueden ser muy bienvenidas, dijo Karen Thal. Sin embargo, en el ámbito de mujeres en directorios, la medida genera dudas.
“En Chile, culturalmente la propiedad privada está tremendamente internalizada. Si tienes un controlador que puede poner o o dos miembros en el directorio, y por obligación o cuota debe poner a una mujer, es complicado”.
“Creo que más que paridad hay que hablar de diversidad”, dijo Rosario Navarro. “Cuando no tienes mujeres en los directorios, o muy pocas, no tienes la diversidad para mirar la discusión desde otra perspectivas. Si queremos ser más innovadores, si queremos mirar al mundo desde otro prisma, si queremos empujar soluciones de largo plazo, hay que tener directorios más diversos (...) Pero sí: una empresa “cero”, que no tenga a ninguna mujer (en directorio) debería tener un poquito de vergüenza”.
Sobre cómo lograr el cambio cultural que favorezca la participación femenina, María Gabriela Huidobro concluyó que podría surgir a partir de una ley, como sucedió con el ingreso de las mujeres a la universidad o con el derecho a voto.
“Con el tiempo nos habituamos a verlas y la sociedad se dio cuenta de que se desempeñan bien. A la larga tendría que terminar decantando. El tema es que claro, uno quiere acelerar y es difícil hacerlo. A lo mejor las leyes sirven justamente para hacer esa aceleración, pero después hay que esperar que pasen los años y tener la perspectiva del largo plazo para que ojalá termine cambiando la mentalidad”, afirmó.
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