Vuelco a los 50: la experiencia de partir de cero con un emprendimiento
Al contrario de lo que se cree, las personas que están en la mitad de la vida tienen más ventajas que desventajas a la hora de atreverse a montar sus propias pymes, porque poseen una red de contactos, conocen mejor sus áreas y pueden tomar mayores riesgos. Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, todo emprendedor mayor de 50 años tiene un 70% más probabilidades de éxito que los menores de esa edad.
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A los 51 años, Carlos Bennett trabajaba en una importante corredora del mercado de seguros. Aunque muchos le anticipaban que algún día saldría de la empresa, no se arriesgaba a armar algo solo.
“No me hubiera atrevido a tirarme si hubiera tenido que renunciar, me sentía en un espacio ‘seguro’, pero como nada es seguro en la vida, un buen día me tocó salir (…) A esta edad uno ya ha pensado ‘por qué no hacerlo yo en vez de trabajar para otros’, sabes que lo podrías hacer bien, pero no te atreves. Hasta que, por necesidad, tienes que hacerlo”, dice hoy, a los 54.
Carlos Bennet ahora asesora a clientes en materia de riesgos y seguros, y realiza el corretaje respectivo en conjunto con una importante firma del mercado. “Yo contacto a los clientes, les vendo nuestros servicios y la corredora me presta todo el soporte operativo y técnico”, describe.
“A raíz de tener un buen posicionamiento en el mercado de seguros y de entregar soluciones a los problemas de los clientes, un día me llamó un potencial cliente y me pidió algo que, en rigor, no era fácil hacer, pero que tenía mucho que ver con mi experiencia relacionada a los riesgos y seguros”, cuenta Bennet.
Así nació, en alianza con la actual corredora y junto a dos socios, la empresa MiTaller.Net (MTN): “Nos dedicamos a brindar soluciones en materia de reparación y mantención con eficiencia y tecnología a los grandes flotistas, formato B2B. En un futuro queremos expandirnos a soluciones en el B2C, es decir a clientes individuales. Hoy reparto mi tiempo entre ambas actividades, son muy complementarias, ya que puedo ofrecer soluciones tanto para la eficiencia de la flota como para un buen programa de seguros”, explica Carlos.
Según cuenta, una de las ventajas de emprender después de los 50 es la experiencia en el rubro, “contar con los contactos, las redes”. Pero, explica: “La dificultad es no saber si todos los meses tendré lo suficiente para cumplir mis compromisos económicos, que era uno de mis miedos, y que me impedía emprender y aferrarme a ser empleado. También el fantasma que si los proyectos no resultan, la dificultad de emplearse pasados los 50″.
Sin embargo, la evaluación de sus años como emprendedor es bastante positiva.
“Estoy muy contento del camino recorrido, de haberme dado cuenta de que podía hacerlo y que no atreverme era un miedo válido, pero que se puede vencer confiando en las capacidades que todos tenemos. Hoy tengo tiempo para hacer las actividades que mencioné, además me doy espacio para profundizar mis conocimientos y así poder mejorar mis capacidades profesionales. También he podido viajar, hacer más actividades deportivas y estar más con mi familia”, cuenta.
Florencia Flen, académica de Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello, comenta que las personas que emprenden a los 50, en general, y así como lo refleja el caso de Carlos Bennett, comparten una ventaja.
“La mayoría ha desarrollado su carrera profesional en un rubro que les gusta y tienen un mayor conocimiento del mercado o del mundo profesional en el que emprenden. También cuentan con muchas más redes de contacto”, dice la especialista.
Además, explica la docente de la UNAB, en muchos casos “encuentran inversores más fácilmente, gente que ya conocen, exjefes, etcétera. Pueden encontrar también trabajadores y otros socios. Y son mucho más conscientes de los riesgos y los retos que les significa emprender, porque tienen más experiencia”.
Y aún hay más ventajas: “Puede que tengan una situación económica mucho más estable en comparación de una persona de 20 a 30 años, entonces se pueden arriesgar un poquito más. También saben lo que les gusta y les apasiona. Creo que no hay muchas desventajas”, dice.
Florencia Flen más bien prefiere hablar de desafíos, y en ese sentido cree que el más potente para los emprendedores de más de 50 es la adaptación a la era digital.
“Es un gran desafío adaptarse a las nuevas inteligencias artificiales y nuevas formas de hacer marketing, por ejemplo, pero creo que lo es para todos, porque estamos todos recién empezando en esto, para una persona de 30 también lo es. Quizás a la persona de 30 se le va a hacer un poquito más fácil, pero no significa que no sea un desafío”.
Según comenta, “el INE entregó un índice de envejecimiento de un 74,9%, eso significa que, aproximadamente, hay 75 personas mayores de 65 años por cada 100 personas menores de 15 años. Por lo tanto, el mercado en sí está cambiando: Tenemos menos población joven para poder trabajar y empieza a haber más emprendimientos de mayores de 50 años”.
Hay un dato muy relevante, dice la docente la UNAB, a la hora de atreverse a emprender en esta etapa de la vida.
“Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, todo emprendedor mayor de 50 años tiene un 70% más probabilidades de éxito que los menores de 50 años, por lo que comentaba antes, llevan un tiempo trabajando y tienen más libertades (…) Y tienen esas ansias de buscar más allá, de hacer algo que les dé más satisfacciones profesionales, porque ya están más constituidos económicamente”.
Roberto Yany, director de la Escuela de Comercio de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, aporta otra mirada. Dice que la razón de por qué cada vez más personas de 50 deciden emprender se debe a que el mercado laboral no ha respondido a la demanda actual.
“Es más, cada vez se reducen más los puestos de trabajo producto de la tecnología. Esperamos que exista una modificación a eso en el sentido que las personas mayores empiecen a integrarse a un sistema de trabajo”, dice.
El especialista explica que, en rigor, lo que hay es escasez de empleos de calidad, “por eso la gente empieza a emprender, hombres y mujeres”. Estas personas, en general, necesitan mantener el nivel de vida al que estaban acostumbrados y generar un segundo trabajo, una segunda fuente de ingreso.
De hecho es más costumbre que haya gente mayor desarrollando distintos puestos de trabajo en diferentes organizaciones y que, a su vez, tienen su pyme, su emprendimiento.
Una película y un motivo
En la película Wit, Emma Thompson interpretaba a una profesora de literatura enferma de cáncer que se sometía a un tratamiento muy agresivo. Durante su hospitalización, la protagonista dialogaba con la cámara para explicar su vida y la evolución de la enfermedad. En una de las escenas le pedía a su enfermera que le diera un helado.
“Las células epiteliales del tracto intestinal murieron con la quimioterapia. El helado frío se siente bien”, explicaba a los espectadores. Y luego ingería ese simple hielo como si fuese la comida más preciada del mundo.
“En ese momento mi cabeza hizo un click”, recuerda María Loreto Ormeño. Su abuelo había muerto producto de un cáncer al estómago y, si bien no alcanzó a someterse a quimioterapia, también rechazaba casi todas las comidas.
La película llegó justo en el momento en que ella pensaba qué haría la segunda mitad de la vida, y quería que fuera algo con sentido. Su padre le había enseñado que debía tener plan B.
Su objetivo era crear un helado con probióticos, pero era algo en lo que tenía que trabajar mucho antes de atreverse a abandonar su sueldo seguro cada fin de mes.
Un emprendimiento que quiere ser exitoso debe tener tres bases sólidas: base económica, social y motivacional. Y, en ese sentido, yo dije ‘qué es lo que a mí me motiva para poder emprender’”.
Loreto Ormeño
Después de nueve años de invertir en investigaciones respaldadas por la UDEC, y cuando ya tenía 58 años, renunció al trabajo en la industria petroquímica en el que se mantuvo por 23 años y, junto a su esposo e hijos, fundó Inversiones Wellness Technologies Ltda. Con esta empresa, patentó Lacte5, probiótico basado en una cepa chilena aislada de leche materna humana que actúa en el fortalecimiento del sistema inmune y contribuye a la salud gastrointestinal.
El probiótico no se pudo materializar en un helado como ella soñaba –o al menos hasta ahora, aunque no lo descarta–, pero sí en un suplemento pensado para personas que tienen su sistema inmune debilitado.
“Un emprendimiento que quiere ser exitoso debe tener tres bases sólidas: base económica, social y motivacional. Y, en ese sentido, yo dije ‘qué es lo que a mí me motiva para poder emprender’. Y pensé ‘hay que generar un alimento funcional que ayude a estos pacientes’”, cuenta hoy, a los 62 años. Y recuerda que antes de los 30 emprendió sin éxito comercial dos veces, pero que esas experiencias le sirvieron en esta nueva etapa de la vida.
Y opina: “Históricamente el emprendimiento no ha sido la forma de surgir en este país. Uno esperaba entrar a trabajar a una empresa y morir y jubilar en ella. Pero, a medida que fue pasando el tiempo y vinieron los nuevos paradigmas, eso fue cambiando, aunque muchas personas todavía tienen ese switch antiguo”.
Una comunidad para personas de 50
Quien tampoco tiene es “switch antiguo” en su cabeza es la ingeniera comercial Yael Schkolnick (58 años), socia cofundadora de la página web Socialup, “una comunidad global para mayores de 50 años que buscan reinventarse, emprender, establecer conexiones comerciales y seguir prosperando”.
Antes de cumplir 30 años, Yael ya era emprendedora, eso sí. Y entre sus logros cuentan una consultora de marketing basada en Big Data y una empresa de fotografías para e-commerce. También fue directora ejecutiva de G100, importante agrupación de empresarios y emprendedores.
Hoy, junto su socia Paulina Leyton, está enfocada en SocialUp.
“Empezamos a meternos en el tema de cómo está cambiando la pirámide poblacional a nivel mundial, y nos llamó mucho la atención lo que va a pasar en el futuro en la medida en que la gente sobre 50 o 60 deje de trabajar; la economía se va a estancar. Creemos que tenemos la obligación de dejarle un mundo mejor a las generaciones que vienen y no dejarlas más empobrecidas, entonces, desde esa perspectiva, tenemos que fomentar que la gente sobre 50 años se mantenga productiva y generando ingresos el mayor tiempo posible”, explica.
Y sobre sus motivaciones agrega: “Además, a nivel individual, cada vez estábamos conociendo más y más personas que en una etapa de la vida que puede empezar a los 45, 50 o 60, no hay una edad exacta, sufre muchos cambios, se van los niños de la casa, por ejemplo. Como tienen más tiempo disponible, se empiezan a cuestionar ‘¿es esto lo que quiero hacer por los próximos 20, 30 o 40 años más?’. Nosotros vamos a ser la primera generación que le va a tocar vivir tanto tiempo y tenemos que ver cómo vivimos esos años que nos llegan de regalo (…) Si jubilamos a los 60, no vamos estar mirando el techo durante 30 años, nuestra propuesta es seguir generando, tanto por nosotros mismos —porque las pensiones no van a alcanzar— como por la sociedad”.
SocialUp, cuenta Yael Schkolnick, ofrece charlas gratuitas y talleres pagados.
“Alguien puede haber sido un gerente súper exitoso, pero claramente no aprendió de inteligencia artificial en su momento, entonces mucha gente quiere volver a estudiar y seguir aprendiendo, pero no busca títulos. Y prefiere tener al lado a gente de la misma edad, no quiere estar con cabros jóvenes”, dice.
La página web también ofrece Networking: cuentan con un círculo de negocios y un círculo de reinvención. “Son círculos de pocas personas donde, cada 15 días, nos juntamos y, de alguna manera, aprendemos unos de otros”, comenta.
A futuro quieren lanzar una especie de “tinder de negocios”. “Todavía no lo desarrollamos como aplicación, pero para allá vamos. Pueda haber alguien en España que quiere hacer algo en Chile”, explica sobre este futuro match de emprendimiento, y cuenta que, por ahora, la comunidad la conforman 1.300 personas de diferentes países.
Según Yael Schkolnick, después de los 50 es mucho mejor emprender porque ya se ha fracasado antes y se es más resiliente:
“Sabes que cualquier dificultad es una oportunidad de aprendizaje, te tomas la vida diferente, tienes una red de contactos más amplia y hay una calma distinta, hay un sentido más de propósito en lo que uno hace. Y hay menos necesidad de mostrarle nada a nadie, hay una autenticidad que se adquiere con los años”.
Y cierra: “Nosotras somos de la idea de decir, ‘en vez de seguir buscando trabajo después de los 50, con toda tu red de contactos y todo lo que has aprendido, haz negocios’. La palabra emprender la usamos poco, porque cada quien entiende algo distinto lo que es un emprendimiento. En cambio, ‘hacer negocios’ es importar, exportar, ser mi propio jefe, ofrecer consultorías. Es mantenerse activo generando ingresos, eso es lo que promovemos”.
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