Abierta
Una casa de los años sesenta restaurada según los requerimientos de una familia joven. Abierta al jardín, espacios donde todo pasa y conectados entre sí; una casa que se vive, se ocupa, llena de luz natural y dulzura minimalista.
Ambos son arquitectos y juntos tienen tres niños (de 6, 4 y 1 año). Ella, Daniela Thorm (39); él, Nicolás Ovalle (38). Son una suerte de equipo, una familia unida que ha decidido vivir bien. Y esto, para ellos, es vivir también dentro de un entorno agradable, bonito y, sobre todo, conectado y abierto.
Antes de cambiarse a esta casa, hace un año y un poquito más, vivían en Providencia en medio de cafés y vida de barrio. Ahora, insertos en un barrio más residencial y menos urbano, optaron por crear un espacio que se acople con su nuevo estilo de vida. Encontraron esta casa de los años sesenta que tenía sus cuantas remodelaciones, pero ellos querían más. Y así hicieron una sala de estar conectada abiertamente con el comedor y rehicieron una pequeña cocina que casi no se apreciaba, muy oculta a uno de los costados. Este último espacio casi se duplicó, se abrió al comedor y al jardín, transformándose el túnel 'salita-comedor-cocina' en un espacio completo para pasar, comer, estar, jugar, reír y pasar tiempo de felicidad.
Entre los cambios que ya estaban en la casa, antes de que se cambiaran, se vislumbran las ventanas de PVC y el piso de la primera planta, que era un fotolaminado. Optaron, entonces, por cambiar este piso e instalar un parqué bellísimo, que junto con el blanco radiante de las paredes arman un contraste tenue que parece ser un 'blanco sobre blanco'.
Si escarbamos en la decoración, hay un mix que queda bien. Tiene algo de minimalismo, algo de recargado, todo en su justa medida, sin exigir de más. Destacan, entre otras cosas, las persianas de madera del living, que dejan entrar, tímida, la luz natural, suave, con templanza; un póster de The Beatles que compraron en una tienda de discos en NY, y los varios grabados de la abuela de Daniela en varios de los muros de la casa. "Era una avanzada para su época", nos cuenta la dueña de casa. "Estudió bellas artes y siempre indagó mucho en esta técnica. Los hizo en los setenta y tantos, y por ser algo que encontramos valioso, los juntamos y decidimos enmarcarlos".
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Alza
Nicolás se dedica a la construcción y Daniela, al diseño. Entre sus proyectos destaca su emprendimiento Alza –junto con María Paz Fernández–, que consiste en un sistema de repisas donde puedes armar tu propio conjunto de acuerdo a tus necesidades. Son de metal plegado pintado para organizar el escritorio u otros espacios de trabajo o entretenimiento. "Levantar las cosas del escritorio y no tener todo lleno de cosas; más fácil de limpiar y tener todo más ordenado", detalla Dani. danithorm@gmail.com
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