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Lo de Catalina Olivares es tranquilo y tradicional. Colores suaves, neutros y silencios que dominan el concierto decorativo de su casa. Ella, diseñadora de interiores con vasta experiencia, cuenta que desde siempre se dio permiso para intervenir muros. Pero dada la nueva rutina en la que nos hemos visto envueltos fue por más. “Mis papás me prestaban los muros para pintar. En mi departamento de la playa tengo varios muros pintados. Pero no siempre es todo el muro, a veces son solo detalles. También he pintado para un par de clientes, pero no lo ofrezco mucho en mis proyectos, ya que la recomendación viene muy de cerca (ja, ja, ja)”.
En este caso Catalina intervino el gran muro de su living y el lavadero. “El primero ya lo había pintado hace 10 años, pero nunca quedé conforme, y hace un par de años lo volví a pintar blanco y le puse un cuadro encima. Con la cuarentena volvimos a usar mucho el living y lo miraba y miraba, y lo encontraba aburrido por lo que empecé a pensar qué podría hacer, dentro de mis posibilidades. Con el lavadero me pasó algo parecido; era un espacio que había que darle vida, sobre todo porque es medio aburrido estar doblando ropa y mirando un muro blanco”, cuenta.
¿Cómo? Para la diseñadora lo primero es inspirarse y decidir. Después dibujar en papel las ideas, para traspasarlas al muro con lápiz grafito. “Solo los trazos principales. Después con los tonos ya elegidos empiezo a pintar, siempre mirando de lejos cada cierto tiempo, para ver si está quedando como quiero, hasta que lo considere listo”.
Anímate y hazlo tú
“Mis pinceles no estaban en Santiago, así que me adapté a lo que tenía, que no son pinceles buenos, y a esponjas cortadas, que es como pintar casi con tus propios dedos”, cuenta Catalina.
La pintura que recomienda Catalina es látex al agua; ella usó varios restos que tenía guardados y el tono distinto lo agregó con un poco de acrílico azul, “pero sin cuarentena habría usado mis pinceles y mis acrílicos especiales para muro”, reconoce.
Para comprar los materiales recomienda Arte Nostro (www.artenostro.cl) y que los pinceles sean grandes, de marca Da Vinci. El acrílico puede ser de marcas como Schmincke, pero hay que verlo según el tono que se necesite.
Para mantener proporciones se puede cuadricular la muralla con masking tape o también se puede usar una mica y recortarla según la forma que queremos, “esto es basado en la técnica del stencil, así se puede hacer repitiendo un mismo molde”, recomienda.
Inquietud
Ya son 24 años los que lleva el artista autodidacta Rafael Correa trabajando en escultura en piedra, madera y fierro. Inquieto y fascinado por las formas, se dio cuenta de que al combinarlas se transformaban, se complementaban unas con otras, dando inicio a “un lenguaje propio que lograba transmitir emociones muy diferentes en cada persona. La serie que se muestra aquí es el resultado de mis primeros trabajos en este formato y que espero poder mostrar en alguna galería el 2021, pero aún no tengo nada definido”, nos cuenta.
Su trabajo escultórico comienza con una idea preliminar que plasma en un boceto o una maqueta y de ahí pasa al formato definitivo. “Los materiales y medidas los defino en el minuto, que para estas esculturas corresponden a fierro sólido en diferentes espesores. Todo el proceso me puede tomar un par de días, pero en general es bastante rápido, además siempre trabajo en tres a cuatro esculturas en forma simultánea; esto me permite estar en diferentes etapas del trabajo a la vez”, explica.
Estas esculturas representan para Rafael un desafío ya que escapan a los formatos que siempre ha trabajado; son grandes estructuras, pensadas para ser instaladas en muros importantes donde logran ocupar bien el espacio. “El formato es algo que estoy siempre evaluando, y en este caso me gusta que sean grandes y que puedan estar en lugares donde la gente las pueda ver… ideal si el día de mañana estuvieran en espacios públicos”, afirma.
Estos meses en casa lo han mantenido alejado de su taller, ubicado en la Sexta Región, y han servido para “enfocarme más en maquetas y bocetos, lo cual ha sido positivo ya que me ha permitido investigar nuevos materiales y tener el tiempo para desarrollar muchos bocetos que en el futuro espero concretar en esculturas”, concluye.
“La verdad es que siempre estoy mirando y leyendo para ver qué está pasando en Chile y el mundo, buscando materiales nuevos. Hoy estoy partiendo con unas maquetas de alambre, género y pasta de celulosa; eso me tiene bien entretenido porque hay muchos temas que resolver, como qué mezcla es la adecuada, qué escalas puedo lograr, qué durabilidad tendrá… etcétera”.