Arte: Todas las posibilidades de un triángulo
El encaje entre el papel y la pintura, entre las formas y los colores. De esa manera describe estas pinturas Amalia Valdés, todas protagonizadas por triángulos rectángulos y que se exhibirán en la muestra Encaje, que se presenta desde el 13 de agosto hasta el 9 septiembre en la Galería Artespacio.


El taller de Eugenio Dittborn fue esencial en la preparación de esta exhibición.
El año pasado Amalia Valdés quería ordenarse. “Ordenar un poco mi dispersión, porque pinto, pero también hago esculturas y además un trabajo manual de papeles. Como sabía que venía esta exposición grande e importante para mí, quería enfocarla bien y darle un curso”. Y se metió en el taller de Dittborn.
¿Cómo fue la experiencia? Altamente recomendable y para cualquier persona. No necesariamente hay que ser artista para hacerlo, había arquitectos, paisajistas, diseñadores… Lo que hace que la experiencia sea mucho más rica, porque no hay solamente un enfoque, sino varios, y otros puntos de vista. Al principio comencé con pura escultura y en la mitad empecé a llevar pinturas. Al final me di cuenta de que eran dos lenguajes completamente distintos. En un comienzo quería mostrar ambas cosas, pero me di cuenta de que es muy rico cuando uno entra a un exposición y ve una línea, una propuesta, algo que está muy redondo. Me pasó que sentí que con la pintura había llegado a un tema, y tomé la decisión.
¿De dónde viene lo de la abstracción? Empecé primero con el trabajo del papel y la pintura. Siempre he trabajado por capas, primero pintura, luego pegaba papeles y después pintaba, y así, ahí iban apareciendo cosas. Siempre usando elementos geométricos, pero de forma más suelta, más desordenada. Pero como quería ordenarme cuando me metí al taller, en un momento decidí trabajar con el triángulo rectángulo, que es el que está en todos los cuadros. Todos están hechos a partir del mismo triángulo, Eugenio me hizo usar la cuadrícula que yo misma había construido, para mantener un orden y explorar las formas posibles de disponer ese triángulo.
¿Cómo determinaste el uso del color? Hay una propuesta en ese sentido. Tres cuadros que están hechos en los mismos tonos y en ese caso lo fui armando desde el centro y a partir de ahí disponer las formas como un espejo. Otros, que fueron hechos el año pasado, me hicieron darme cuenta de cómo estaba entendiendo el problema que me había planteado. Con uno de ellos, Eugenio me desafió a que ninguna de las formas poligonales tenía que tener el mismo color. Y así algunas obras aparecieron de ejercicios en el taller.
Todas las obras se construyen a partir del papel. Hace un tiempo una prima le regaló unos de seda que iban a ser desechados de una fábrica. Con ellos Amalia trabaja sus obras y ha hecho una búsqueda en cuanto a sus propiedades como material, que ya suma unos cuatro años.
Después de esta exposición Amalia volverá a la cerámica. “Nunca voy a dejar la pintura, pero siento que como artista uno tiene que experimentar con otros materiales, sobre todo cuando estás empezando. A mí me alucina también trabajar con la arcilla”.
Artespacio, Alonso de Córdova 2600, Vitacura.
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