Apps, touches, likes, pod casts, pop ups y miles de fotos, nos gusten o no, son el medio en el que vivimos y en el que crecen los niños, muchas veces pegados a celulares e iPads. Estos tres creadores, cada uno desde su disciplina: Francisco, arquitectura; Abel, diseño; Marcela, escultura, y Valentina Armstrong, apoyando desde la ilustración, proponen reconectarnos a grandes y pequeños con los objetos: ¿de dónde nacen, quién los hizo, cómo se fabricaron? Cómo la materia se transforma con las manos y la pasión del ser humano en algo nuevo.
Barro Pequeño, unos contenedores de arcilla para niños, pone en evidencia esa cadena invisible, el proceso que no vemos ni pensamos, tan acostumbrados a consumir objetos en modo automático. Desde que se toma la tierra, se cuela, se seca, se quema, hasta el objeto acabado que llega a nuestras manos, en este caso unas manos pequeñitas que podrán imaginarlo de mil modos. "Diseñar para honrar a esa tierra y pensar que con lo creado un niño tomará agua, o leche, o lo que quiera, y con su padre, o madre, o quien sea, conversarán lo que está escrito acá. Que aquel niño piense que las cosas que están a su alrededor nacen de un lugar, y que las construyen personas… Tocar, reír e imaginar, desde la forma y su materia", nos lee Felipe Lira desde el PDF del proyecto.
Son seis contenedores –cada uno diseñó dos–, el resultado final de experimentaciones y pruebas, color, temperatura, distintas pastas creadas desde cero por ellos mismos, un todo que será expuesto en Taller Yono, ex Pan, mediante las ilustraciones de Armstrong, videos de los procesos, 3 esculturas de Lira, Cárcamo y Undurraga, y las cerca de 80 variaciones de los vasitos que probaron.
FUERA DE FORMATO
Con Abel se conocían hace tiempo y con Marcela coincidieron en Huara Huara, donde Francisco estudia cerámica, cuando ella venía llegando de exponer en Francia. Empezaron a conversar de cerámica de objetos utilitarios y surgió así Barro Pequeño. "Tengo 2 hijos chiquititos y hace tiempo quería empezar a hacer algo. Yo tenía la inquietud de trabajar con materia prima de acá. Me metí en los cerros, encontré dónde sacar tierra y generar una pasta propia. Con Abel lo conversamos, para desarrollar en principio algunos objetos; invitamos a la Marcela, que es escultora y también trabaja el gres, y sin algo tan determinado comenzamos estos recipientes contenedores para los niños… tratar de generar algo más a partir del objeto. Tiene que ver con el uso, las formas abstractas", explica Felipe.
Como cuenta Abel, "la idea era mezclar las tres disciplinas, diseño, arquitectura y escultura. Cada uno tiene su identidad, su lenguaje, la oportunidad para mezclar y hacer algo diferente que tuviera un sentido y enfoque, un lenguaje formal que no es el usual, salir del formato vaso y hacer cosas primitivas que los niños vayan conociéndolo, con diseño, con una historia".
El resultado de esta primera etapa se verá en la exposición que se proyecta continuar también en 2018 posiblemente en el Centro Cultural de Las Condes, pero también están pensando en una segunda fase de horizontes más amplios. "Queremos mostrar el trabajo, que no sea un objeto lejano o tan caro de adquirir. Hacer algo escultórico, una pieza pequeña, que va a valer no sé, entre 5, 10 mil pesos, que se puede llevar a la casa. Yo creo que a futuro me encantaría tener estas piezas en diferentes tiendas no solo en Chile", dice Abel, que al igual que Valentina parten por proyectos personales, él a Francia y ella a Bilbao.
"Yo voy a seguir con Barro Pequeño, hemos pensado meternos en temas más de juguetes; el loguito, por ejemplo, Barro Pequeño, puede ser un personaje, se pueden hacer unas escenas, usar otros materiales y ligarlo quizás a la enseñanza: una escuelita con los padres y niños. Queremos hacer talleres para niños, enseñar cómo se seca la tierra, el vaciado en moldes. Hicimos, por ejemplo, la pasta de modelado, pero también la pasta de vaciado, eso no se hace mucho en Chile", dice Felipe. "Están las ganas de enseñar, yo soy profesor también y la segunda etapa va en esa línea, y por qué no seguir colaborando con otros diseñadores y trabajando con ellos (Abel y Marcela) a distancia".
IMAGINAR MUNDOS
Una patita por aquí, un ¿brazo por allá? ¿Una tortuga, un extraterrestre? Lo bonito de Barro Pequeño es que no solo parte de cero, desde fabricar la propia pasta con tierra chilena, sino que también recupera la parte más maravillosa del juego: imaginar, en una cultura donde todo está dado y la 'interacción' que propone con tanta fanfarria lo digital en realidad es predeterminación.
Aquí un objeto de consumo cotidiano y humilde como un vaso se vuelve un personaje animado y de ahí pueden nacer mundos, universos completos y miles de historias.
¿Cuándo, dónde? 8 septiembre, 19.30 horas, en Taller Yono, ex Pan, en José Manuel Infante 1428. Entrada gratis.
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