Esta es la historia: una familia de cinco personas, dos perros y dos gatos que vivían apretados en una casa Ley Pereira pareada en Ñuñoa. Una típica construcción de barrio sin muchos ornamentos y de estructura sencilla. Es parte de hileras de ellas levantadas en los años sesenta, distribuidas de a 10, 6 y 2 juntas. Ellos viven en una de la corrida larga de 10. Quieren su casa, les gusta vivirla a concho, hacer fiestas, que sus hijos ya casi adolescentes inviten a amigos y básicamente gozar. Los espacios privados están en el segundo piso con un solo baño para todos, urge un cambio. Estaban superapretados y había que reformar. Y telefonearon a los arquitectos Iragüen Viñuela.

La casa estaba en su estado original, se le habían hecho algunos arreglos pasajeros como en la cocina, por ejemplo. "Como esta casa es la punta de la hilera construida, tiene un poco más de jardín y gana tres orientaciones. Las Ley Pereira hablan más del volumen y de los m², que su máximo es de 120. De dos pisos, pocos ornamentos y con los espacios bien definidos. Todos los ambientes son de buena altura y tamaño.

Esta tenía arreglos disonantes: un espacio de parqué, otro de vinílico y se sentía raro. En la cocina un escalón y cosas mal resueltas. La idea era desahogar la vida familiar", señalan desde la joven y talentosa oficina de arquitectos. Y continúan: "Trasladamos el dormitorio principal al primer piso, dejando el segundo solo para los hijos. Hacia el patio construimos un volumen de 50 m² que asumió el rol más social de la casa con la cocina, el comedor y el living, generando una nueva relación de la casa con el jardín que originalmente no tenía. Usamos en el piso una losa de hormigón muy resistente para que conectara con el patio armónicamente, con ventanas correderas que se esconden integrándolo más todavía. Así se convirtió en un espacio interior y exterior al mismo tiempo", comentan.

Lo que más define esta intervención por Iragüen Viñuela fue crear espacios lo más amplios posibles para los usos que están concebidos, y que la distribución sea lo más compacta, es decir, sin tanto pasillo, todo más directo. Se entra a un hall que distribuye a lo demás. "Replicar el volumen de las casas adosadas que existían, eso quisimos, dejarlo blanco, puro. La ampliación es muy limpia y continúa con el estilo del edificio original. Una proporción de muros y vanos similar a lo existente", destacan.

Los materiales elegidos para el interior fueron precisos para armar una base neutra: los muros son blancos y los pavimentos en la parte familiar, grises. Es muy sencillo, neutro y recibe bien la colección de objetos muy contrastantes entre sí, haciendo que todo pueda convivir. "No quisimos meter ni revestimientos ni colores, porque necesitábamos que las cosas de ellos tuvieran protagonismo. Nosotros hicimos más un fondo que una figura", terminan. www.iraguenvinuela.cl

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Ideas que inspiran. Una remodelación que aprovechó los espacios en desuso y mejoró la calidad de vida de los habitantes de la casa.

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