En estas páginas, el proyecto Maisonette P155, remodelado e implementado por el estudio alemán de arquitectura e interiores Ippolito Fleitz Group. Ubicado en uno de los lugares más codiciados del centro de la ciudad de Stuttgart, en Alemania, este departamento despierta una chispa espacial: espejos, luminaria completamente atractiva y futurista, papeles murales, diferentes texturas y un mobiliario posmoderno hacen de cada espacio uno sorprendente. Tocar, vivir, explorar, tres palabras que resumen este caos bien dirigido y con gusto inusual pero atractivo.
Aquí viven un arquitecto y una diseñadora textil, en un edificio de estilo Wilhelminian, un departamento de 290 m². Es un vibrante gabinete de curiosidades, lleno de recuerdos y piezas inspiradoras que han recolectado u obtenido en sus viajes. Antes de la remodelación, los dormitorios individuales estaban agrupados alrededor de un pasillo central, pero esto se modificó cuidadosamente, respetando la arquitectura del edificio, para crear un discurso amplio y abierto con vistas cambiantes y perspectivas superpuestas.
De modo que su nuevo departamento se extiende en dos plantas con un plano de planta inusual de carácter trapezoidal, que en ciertas partes se estrecha y se asemeja a una rebanada de pastel.
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Demos un paseo
El optimismo está dado por un pasillo gris parecido a una galería, que forma un armario lleno de curiosidades de viajes. Un elemento sorprendente es un banco de madera de la India, que te lleva a la efervescencia de ese país. Un suelo de parqué negro en espiga corre desde aquí por todo el departamento, dando al conjunto de dormitorios un ambiente fluido, al mismo tiempo que crea una fuerte contraparte gráfica de la arquitectura típicamente burguesa del arquitecto Wilhelm Dörpfeld.
En la punta del pasillo está la sala de estar, un espacio similar a un salón con colores contrastantes fuertes, elementos gráficos intensos y formas grandes. Una librería de color amarillo limón se contrapone con las paredes de color azul pálido. Una alfombra con un patrón audaz y geométrico en colores fuertes y una silla de fibra son más obras de arte que muebles; incluso estas se ven superadas por las imágenes expresivas y los objetos en las paredes. Dos formas circulares y entrecruzadas en el techo se hacen eco en múltiples puntos de la sala.
El comedor está dominado por materiales textiles, como un papel pintado de seda verde oscuro y hallazgos de viajes exóticos, como el ikat uzbeko, los bordados de seda india, las aplicaciones textiles de Laos y un cestillo africano. Un mural en el techo de Alix Waline aporta una dinámica adicional al espacio, más penetrante. En el centro de la sala se encuentra una gran mesa de palisandro, y alrededor de ella varias sillas con base de madera. Un extremo de la mesa está lacado en negro. Esta brillante superficie reflectante crea un diálogo con el piano negro, así también con un estante de roble ahumado que cuelga de una pared. Su frente lacado parcialmente negro se asemeja a un espejo fragmentado y disuelve la solidez de su forma.
El comedor y el living están conectados en sus extremos por una pequeña habitación con un mirador. Aquí, el carácter gráfico de una habitación y la materialidad textil de la otra se funden en un fondo de escritorio psicodélico encargado especialmente, y que desafía la vista y forma un telón de fondo provocativo.
Lugares privados
Una abertura de pared asimétrica y curvada en el extremo opuesto del living conduce a la sala de la escalera, la única habitación en la que se ha conservado el parqué de roble original. Las paredes de esta sala están empapeladas con un papel inglés impreso a mano con un opulento motivo de jungla.
Al piso superior se accede por una escalera con huellas de añil y un larguero verde oscuro. Desde el lugar de la escalera, una segunda puerta de doble hoja conduce al dormitorio, que también es una biblioteca. Una librería de piso a techo cubre la pared longitudinal y atrae la mirada profundamente. La madera oscura de la estantería y los aparadores, junto con el elegante color de las paredes, le dan una sensación delicada al dormitorio. Una alfombra bereber de seda y el cuero de la cama refuerzan la impresión tranquila y elegante del espacio. Una puerta oculta en la pared conduce a un vestidor, que contiene dos clósets grandes, blancos, colgantes. Dos áreas de vidrio circulares y recortadas disipan el volumen de los muebles. A la derecha del pasillo se encuentra un amplio baño. El diseño de color salmón está en diálogo armonioso con la piedra caliza del suelo y varias paredes. Múltiples superficies expanden el espacio y crean puentes ópticos con las otras salas por medio de reflejos. Un lavabo independiente hecho de palo de rosa con una unidad de espejo superpuesta forma una pieza central fuerte, sobre la que se agrupan una tina independiente y una ducha. ifgroup.org