La empresa holandesa Fiction Factory llevaba varios años construyendo sus Wikkelhouse, su propia versión de las ya conocidas tiny houses. Ya habían construido cerca de 70 en Ámsterdam, pero sin saber que la madera que usaban era chilena. Fue así como su fundador, Oep Schilling, viajó en busca de un aliado para hacer aun más sustentable su diseño. ¿El elegido? La empresa Tronconoble.
La historia de esta empresa chilena parte en Europa cuando el arquitecto chileno Andrés Gutiérrez (49) y máster en Construcciones en Madera EPFL, conoció a la mueblista y diseñadora alemana Angelika Fritz (41). Se casaron, tuvieron 4 hijos y decidieron instalarse en Villarrica para aportar sus 15 años de experiencia en madera. En seis años su sello ha sido el uso exclusivo de árboles que hayan crecido en Chile combinado con un sofisticado diseño y altos estándares de calidad. Pero no solo hacen muebles, detrás de este taller hay una filosofía de vida. Viven arriba del showroom y su objetivo es darle valor a la madera. Han querido perfeccionar su técnica y enseñar a maestros de la zona, para lo cual han recibido en su casa a 15 mueblistas europeos, quienes han capacitado a carpinteros locales.
Esta forma de hacer las cosas fue lo que le gustó a Schilling. Y así, hace un año esta empresa del Sur se convirtió en la primera autorizada para replicar este modelo fuera de Europa, y hace dos meses instalaron la primera en La Araucanía.
“Estábamos buscando un socio de mente abierta, creativo y habilidoso. Wikkelhouse se produce como un producto y acabado de alta gama, y Tronconoble está acostumbrado a esto, ya que están familiarizados con los muebles, la sostenibilidad y la arquitectura, su experticia los convirtió en el socio perfecto”, dice Schilling desde Ámsterdam.
Made in Chile
El objetivo de Tronconoble es impregnar un sello local a estas construcciones y hacerlas más sustentables al usar productos de la zona. Una de estas adaptaciones es la incorporación de lana de oveja como aislante y el uso de madera termotratada, proceso en el que la madera se seca a altísimas temperaturas, haciendo que aquellas poco durables como el pino adquieran la resistencia de un coihue, por ejemplo. Estas dos innovaciones las están desarrollando para aplicarlas en el próximo proyecto que instalen en Chile.
La primera
Una pareja de holandeses, quienes viven hace tres años en Chile, fueron los primeros en creer en este trabajo colaborativo. Diseñaron su casa con siete módulos, se fabricó completamente en Holanda, viajó a Chile en un container y en tres días el equipo de Tronconoble la ensambló e instaló en la zona del Cañón del Blanco, cerca de Curacautín, en la Región de La Araucanía.
Con lo aprendido, el plan es que la próxima se haga 100% en Chile con adaptaciones locales.
Cuatro claves
¿Una vez instaladas, se pueden ampliar?
Sí, al ser modular se le pueden ‘conectar’ más unidades.
¿Se puede desmontar para poder instalar en algún otro lugar?
Los módulos que componen una casa salen de la fábrica en un camión con las terminaciones ya listas, una vez en el lugar solo se ‘conectan’ las partes entre sí. Los elementos técnicos (cables, ventilación, calefacción, etc.) también están diseñados para acoplarse y desacoplar en cualquier momento; por lo tanto, se puede subir a un camión y transportarla.
¿Cuánto demora su fabricación?
Su concepto de diseño para fabricación y montaje es mucho más rápido si se compara con un sistema tradicional construido en obra. Según el tamaño de la casa por la que se opte, en Tronconoble estiman que la etapa previa a la instalación es de 6 a 8 semanas.
¿Cuánto cuestan?
Parten en $15.345.000, el modelo más básico, y el precio aumenta según equipamiento y cantidad de módulos.