Cerámica de Lota

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Como rompecabezas se ha reconstruido la historia de la Cerámica de Lota. Patrimonio artístico que refleja la vida e historia de una época marcada por la explotación minera en el sur de nuestro país. Hoy, luego de varias investigaciones, coleccionistas y con un libro lanzado en 2011, se puede hablar de uno de los primeros capítulos de artes decorativas y diseño en Chile.




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Nos alejamos de Santiago hacia el sur, y llegamos a Lota, un pequeño pueblo a 9 km de la ciudad de Coronel. Si nos remontamos a más de 100 años atrás, encontramos nuestras raíces, ya que es un lugar que nos condicionó para ser recordados como un país de explotación minera.

Sin embargo, Lota de principios del s. XX no es solo minas y carbón. Es una zona que abrió sus puertas al arte y al diseño a través de una industria particular, las cerámicas, en una época donde en Chile casi no existía este concepto. “Yo diría que la primera manifestación de un arte chileno aplicado sistemáticamente a una producción industrial es la cerámica de Lota”, afirma Fernando Guzmán historiador del arte y decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Era 1854 cuando Matías Cousiño abrió la primera fábrica de ladrillos refractarios, con el fin de incentivar la creación de fundiciones de cobre en Chile. Entre esta fecha y 1863, la producción se limitó a cañerías de alcantarillado y baldosas. Se cree que parte de la producción de objetos artísticos comenzó alrededor del año 1860, cuando Isidora Goyenechea de Cousiño se dedicó a ornamentar el parque de Lota de Matías Cousiño. Esculturas, jarrones y fuentes llenaron este jardín con un estilo Art Nouveau, movimiento de fines del s. XIX hasta las primeras décadas del s. XX.

Pero recién entre 1936 y 1937 se comienzan a conocer objetos artísticos y vajillería, que son el gran patrimonio que conocemos hoy. Además, concuerda con declaraciones de la familia Cousiño en esos años, que explicaron esta derivación hacia lo artístico como medio para dar trabajo a las mujeres de los mineros, y así tuviesen sus propios ingresos. El ‘peak’ de producción industrial fue entre los años 37 y 52. “Aquí hay artistas que van a trabajar proponiendo diseños, cuando todavía la palabra diseño ni siquiera se usaba”, señala Guzmán. Entre ellos se destacaron Eugenio Brito y Osvaldo Barra, quienes diseñaron y dirigieron la creación de varias piezas de distintos estilos.

En 1951 se dio fin a la producción, ya que se modernizó la fábrica al pasar a manos de extranjeros, y se dedicó exclusivamente a la producción de ladrillo refractario.

Sin embargo, no fue el fin de este capítulo, porque, según nos cuenta el experto, “muchos de los moldes fueron comprados por otras fábricas, como Loza Penco, Cala y Cerámica Rua. Algunos fueron usados hasta hace 15 años”.

DIFERENTES ESTILOS

-Se pueden encontrar modelos copiados desarrollados en Europa.

-A mediados de la década del 30 hay una clara inclinación hacia el Art Déco, que se caracteriza por las figuras geométricas y colores vivos.

-Lo más local en diseño fue la iconografía vernácula o nacional. Figuras como el huaso chileno y mapuches se destacaron.

-Por otro lado están las figuras que tienen directa relación con la minería y las marcas que la representaban.

Finalmente, Fernando Guzmán concluye: “Podríamos decir que hay una primera vinculación entre el mundo de la industria y del arte, que, con sus altos y sus bajos, mantiene la dinámica hasta hoy”.


MACARENA MURÚA
Directora del Museo de Artes Decorativas

¿Qué importancia patrimonial tiene la cerámica de Lota?

Son el testimonio de una fábrica que introdujo en Chile técnicas europeas de factura y desarrolló una propuesta estética muy particular. Las piezas  marcaron los gustos de la sociedad chilena durante la primera mitad del s. XX y luego, con el cierre de la fábrica, sus piezas se han convertido en objetos muy apetecidos por anticuarios y coleccionistas.

¿Qué se ha hecho para su conservación?

La cerámica de Lota se ha comenzado a estudiar e investigar de manera más rigurosa y sistemática desde fines de los 90 hasta hoy. Hay colecciones importantes de esta tipología, como lo es la del Museo de Artes Decorativas y la de Tomás Stom, en Concepción.

El Museo de Artes Decorativas posee una vitrina completa dedicada exclusivamente a la cerámica de Lota, la cual convive en una sala con otras piezas de cerámica y porcelana de las más prestigiosas fábricas europeas (Sevres, Royal Doulton, Limoges, etc.) y porcelana oriental de China y Japón. La coincidencia no es fortuita. Esta exhibición le permite al museo adoptar una postura clara frente a la importancia de la manufactura nacional, y en especial esta fábrica chilena que desarrolló una estética muy particular y permitió potenciar el desarrollo tecnológico y económico de una zona de nuestro país.

¿Cuál fue el aporte del desarrollo de esta industria en el diseño de la época?

Un aporte importante de esta fábrica fue el hecho de que se trajeron maestros europeos, ingenieros químicos, etc., quienes introdujeron nuevas técnicas que permitieron desarrollar los distintos diseños. Por otro lado, la iconografía de Lota también fue importante por la introducción de figuras como el mapuche, el huaso, etc., que pasaron a ser elementos decorativos relevantes. Otro aspecto interesante fue lo ecléctico del diseño que desarrollaron.

¿Qué publicaciones hay sobre la cerámica de Lota y cuál es su importancia?

El MAD editó en 1997 un catálogo de la cerámica de Lota en el marco de la exposición temporal Cerámica Artística de Lota 1854 - 1937 - 1951. Esta publicación, a pesar de ser breve, es muy completa en cuanto a las distintas tipologías. Este documento está digitalizado y disponible en nuestra web. Hay otra publicación, muy buena, realizada por Héctor Uribe Ulloa, titulada Cerámica de Lota Patrimonio Cultural de un Pueblo. Es de Ril editores, 2011.

LIBRO

En 2011 se lanzó el libro Cerámica de Lota, Patrimonio Cultural de un Pueblo, de Héctor Uribe Ulloa, profesor e investigador. Se puede encontrar en La Feria del Libro chileno, $24.000 (feriachilenadellibro.cl).

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