El teatro de CorpArtes estaba lleno la tarde del 7 de noviembre recién pasado. Silencio absoluto para escuchar a Daniel Libeskind hablando sobre el proceso creativo que lo ha llevado a idear proyectos de gran envergadura. Libeskind es uno de los más grandes arquitectos vivos en el mundo, firma de obras icónicas, entre las que destacan el Museo Judío de Berlín, el Master Plan de la reconstrucción de la Zona Cero de Nueva York, el Museo Judío Danés en Copenhague, las ampliaciones del Museo de Arte de Denver y del Museo Victoria & Albert de Londres y muchas otras.

Con 70 años y una lucidez sobrecogedora, Daniel Libeskind, estadounidense con herencia judioeuropea –que estudió música y fue un pianista virtuoso–, ha declarado como arquitecto que para él la arquitectura es comunicar algo más allá de la realidad física con la que está construida. Es esencial que esta disciplina esté enraizada en la historia, la memoria y la tradición de un lugar.

Centrándonos en tu trabajo sobre la memoria y lo que ha significado para ti como arquitecto trabajar el dolor, ¿cómo enfrentas el Plan Maestro de la Zona Cero de NY? En general pienso que la memoria es la base de la arquitectura, no se trabaja solo porque es un memorial, no es anexa, ni es un elemento aparte a la arquitectura sino que es parte fundamental de ella. Una casa, una escuela, un hospital, una calle, un vecindario se construye desde la memoria. Esta memoria es la fundación de la mente humana. Para mí la memoria es el suelo, por lo mismo es importante mezclarlo socialmente.

Específicamente, llevándolo al dolor, ¿cómo trabajas este sentimiento en la Zona Cero de Nueva York? Cuando hay drama y dolor no te puedes escapar de eso. Tienes que tratar de incorporarlo para sanarlo y no reprimirlo u olvidarlo.

Muchos de tus trabajos son museos, ¿cómo se habita la cultura? La arquitectura, más allá de que tenga ingeniería y ciencia, es una disciplina cultural. Para mí es importante además tomar en cuenta elementos como la tierra, montañas y nubes, tomar el valor de la ciudad porque es el mayor logro cultural del hombre. Porque la cultura se cultiva, así como la vida.

¿Cuál es el principal vacío que notas en la arquitectura contemporánea? Muchas veces el elemento que falta es el lado humano, el lado de las emociones. La arquitectura puede ser muy abstracta pero no puede faltar el elemento humano. Los edificios ancestrales tienen este elemento, tienen mucha emoción y significado humano. No puede ser solo una arquitectura que se refleja a sí misma. La arquitectura tiene que dar identidad y empieza con el ser humano, no es ella en sí solo por ser abstracta.

Al decir Chile, ¿qué arquitectura aparece como imagen en tu cabeza? Chile tiene muchos arquitectos buenos y personas jóvenes con ideas nuevas y, al igual que el resto del mundo que está creciendo, es parte de esa nueva arquitectura que está tratando de llegar al mayor nivel posible.

Volviendo a la memoria, ¿qué consejo le darías a un estudiante de arquitectura para que la incorpore en la obra? Que escuche el sitio, que ponga sus oídos sobre la piedra y escuche qué le dice. libeskind.com

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