En sueco, klapp significa aplauso o un cariño. También un regalo, una atención. Y fue así como llamaron la tienda –llena de éxito, un hit en realidad- Klapp Design Market, ubicada en Nueva Costanera y abierta desde 2016 como un regalo desde Suecia para todos los amantes del buen diseño original.
La chilena Claudia Gazitúa y el sueco Kristofer Fridolm son la cabeza detrás de esta marca que nos ha traído puras alegrías. Y como su tienda, de diseño escandinavo y con algunas reverencias al diseño francés, su casa, purista, funcional y acogedora, apunta a lo que vivieron en Suecia, cuando se conocieron en Estocolmo en esas vívidas tardes de invierno donde solo había sol desde las 10 de la mañana hasta las 2 de la tarde; en esos veranitos de máximas de 23 grados, cálidos, apuestos, escandinavos y tan 'hygge' –palabra escandinava que significa, en simple, acogedor–, donde se aprende a vivir de la naturaleza, sus formas, de las brisas que solo acarician la cara para decirte que es bueno disfrutar de una taza de té contemplando cómo la chimenea se enciende, una vez más, rodeados de diseño original; diseño que, por cierto, unifica en su totalidad el modo de vivir escandinavo: funcional, acogedor, templado y fuerte en texturas reales, de materiales nobles y formas simples, puristas. Y fue esa manera de vivir, tras 11 años en Estocolmo, la que Claudia se trajo a Chile junto a su marido; la sabiduría de aprender del diseño, de no vivir con adornos, sino que con cosas funcionales, hermosas desde su raíz, y ¿todo lo demás? Solo cosas al servicio de pasar una buena tarde, aquí, no al ritmo del fuego de una chimenea, sino que a punta de la vista de los cerros, la naturaleza.
Así bien eligieron esta casa de un solo piso. El living actúa como salita con un televisor, tiene un gran ventanal donde la naturaleza entra como un bosque interminable. La luz natural se hace cáliz con el temple de la atmósfera interior, mientras la montaña, a lo lejos, saluda, generosa.
Es un espacio amplio, donde se puede transitar sin problemas. La idea de venirse a Chile fue de Fridolm, quería vivir el clima chileno, disfrutarlo. Y encontraron este lugar, casi perfecto, y lo vistieron de gala, de gala escandinava. "Nos trajimos un contenedor lleno de cosas de Suecia, sabíamos que acá no íbamos a encontrar nada de lo que nos gustara. Primero vivimos en una casa de tres pisos en el cerro San Luis, pero nos cambiamos porque nos quedaba muy lejos del colegio de nuestra hija, Olivia, de 6 años. Nos instalamos acá hace poco", comenta Claudia.
Arte y función, nada más. Luminaria que parece parte de una escenografía, escultóricas. Un sofá enorme de Klapp Design Market enmarca el espacio, frente a la tele. Una alfombra a líneas, negras y blancas, le da vibración al lugar. "Al vivir en Estocolmo me mal acostumbré (ríe). Todo en nuestra casa es diseño original. Aquí solo hay arte y cosas funcionales, como floreros, candelabros, no hay nada de más. Siempre me gustó el diseño, aunque yo soy ingeniero civil mecánico de profesión (…) Cuando llegamos a Chile, el 2009, teníamos que encontrar una mesa de comedor que nos faltaba, y no dábamos con nada. Ahí dijimos, 'tenemos que abrir una tienda'. Tomé pasajes y me fui a Dinamarca a hablar con varias marcas y obtuve los permisos para comprar. Así comenzó Klapp".
Lo mejor de todo, y tal como los objetos que Claudia vende en su tienda, en esta casa todo es verdadero: lo de lana es lana, lo de piel es piel. "Los escandinavos juegan más con los complementos, ahí se ponen más locos; en cambio con los muebles son más funcionales, puros y simples", termina. klappdesign.com
[gallery ids="36211,36210,36213,36212,36218,36214,36215,36208,36209" link="file"]