Aquí no hay guía para decorar, los objetos de diferentes estilos y colores logran una armonía haciendo de cada espacio un mundo por descubrir a pesar de la cantidad. No es extraño el resultado cuando la dueña fue asidua a Franklin; desde chica fue a remates y en su casa siempre se ha vivido en torno a los libros, el arte y la buena música. "Hasta hace 10 años iba todos los fines de semana a Franklin, me encantaba porque lo entretenido de ese tiempo era lo que descubrías, ir a ver con qué te encontrabas", cuenta sobre los 40 años que durante cada fin de semana recorrió ese mercado sin ninguna expectativa, sino que si algo le llamaba la atención lo compraba y después veía dónde ponerlo.

Ese amor por descubrir la ha llevado a visitar cada feria de las pulgas que encuentra, incluyendo una en China, donde ha conseguido los objetos más variados como exvotos mexicanos, ceniceros, mantas, pisapapeles, esculturas en hueso… lo que le llame la atención. "Siempre estoy trayendo y voy añadiendo, porque aquí no se saca nada", aunque aclara que ha tenido que regalar algunas cosas.

Hasta acá llegaron hace cuatro años después de vivir 28 en una casa cerca del Parque Bicentenario. Apenas entró supo que esta sería la definitiva y le hicieron varios arreglos que incluyeron cambio de piso, abrir ventanas además de hacer nuevamente el jardín, que era una loma de pasto que caía a pique. La cocina también se remodeló y se unió con la pieza de servicio. Con este cambio lograron un espacio grande, luminoso y cálido, y con los distintos accesorio culinarios le dieron el toque entretenido y dinámico. Moldes, sartenes, carteles de hojalata, tablas de madera y por supuesto una variedad muy entretenida de juegos de loza que incluye algunas heredadas, otras compradas en ferias y otras en Meigs.

A pesar del poco tiempo que llevan viviendo aquí, cada espacio cuenta algo de los 45 años de matrimonio de sus dueños, quienes tienen un gusto sin límites por los detalles entretenidos. "Aquí hay harto, porque es toda una vida: tengo mi primera, mi segunda y mi tercera mesa de comedor porque se ha ido agrandando la familia… podré cambiar el tapiz, pero no los muebles. Por ejemplo, el juego de terraza era de la casa de mis papás y he heredado cosas que eran de mi abuela, como la cómoda del living. Todo viene de algo", detalla.

Este amor por la estética viene de los padres de los dueños de casa y ha traspasado generaciones. Hoy una de las hijas es la pintora Paula Anguita, quien actualmente está en Alemania haciendo un magíster y se destaca desde el inicio de su carrera por un trabajo más conceptual y moderno. Su obra "Life Style", realizada el 2011 con 29.870 cápsulas farmacéuticas, destaca junto a un grabado de la gran Matilde Pérez, cuadro comprado hace 20 años a la misma pintora. También sobresale en este espacio un retrato de la dueña de casa junto a su madre, obra del pintor Eduardo Chiappe.

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