Kiki van Eijk / 2016

Cuando te quedas sin gas, se cortó la luz, te falta una herramienta de trabajo o no funciona el baño. Cuando algo pasa que te saca del confort supremo en el que vives, la primera sinapsis automática es “¡horror, y ahora qué hago!”. Pero la siguiente frase: “cómo resuelvo este problema”, resume toda la historia de la civilización. Dejas la inconciencia también suprema en la que das todo por sentado y, como una suerte de Robinson Crusoe posmoderno, te creas los objetos/soluciones para vivir.

Civilized Primitive, esta colección de muebles, tiene esa impronta de lo básico y salvaje que inventamos por primera vez. Kiki van Eijk la presentó en 2016 en Design Basel Miami y fue una de las muestras más celebradas.

Ella, que vive en una granja, salió al bosque a explorar y volvió con unas ramas que son la base de este trabajo. Las fundió en bronce y dieron lugar a un escritorio, lámparas, una cama, un candelabro y un espejo. Todos objetos primitivos, pero a la vez civilizados, porque un lado de las ramas ha sido cuidadosamente pulido y los otros 3 se han dejado texturados, recordando su esencia primera. Como Kiki señaló en ese momento, se trata de cómo los humanos interactúan con el mundo natural y los métodos que elaboramos para sobrevivir. Si lo piensas, dos simples y frágiles ramitas cruzadas están en la base de toda la cultura: el fuego, el arco y la flecha, un techo, el marco de una obra de arte. Este mueble nos lo recuerda y es fascinante. Un escritorio es el territorio donde hoy cazamos ideas, desde donde construimos el mundo. Este, en su forma arbórea, con sus cruces de ramas nos recuerda que en esencia también somos silvestres, capaces de crear cosas extraordinarias cuando simplemente volvemos a nuestra naturaleza, pensamos y salimos de nuestra zona de confort perenne.

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