Cristián Mohaded nació en Recreo, un pueblo en la provincia de Catamarca, al norte de Argentina, pero estudió diseño industrial en la Universidad Nacional de Córdoba (FAUDI). Desde allí se presentó a cuanto concurso hubiera disponible para hacer conocido su trabajo y fue justamente uno de ellos el que le dio el puntapié inicial. "A partir de un concurso que gané pude viajar por primera vez a Milán en 2007 y empezar a vincularme con algunas marcas italianas".
De aquel primer viaje a Milán voló directo a Buenos Aires para convertirse en director de producción de una marca porteña y de allí pasó a "La Feliz", en donde llevó adelante proyectos de investigación y desarrollo de colecciones. "Ambas experiencias me sirvieron para aprender el detrás de escena y me ayudaron a instalarme definitivamente en la capital argentina", cuenta, y agrega que en 2012 decidió emprender su camino como diseñador independiente: "Fue un momento de muchas dudas y cuestionamientos. En general el diseñador argentino hace su propia marca porque no hay empresas que produzcan diseños independientes. Entonces hablé con algunos colegas para pedirles consejo y todos coincidieron en que desde que eran empresarios casi no tenían tiempo para dibujar. Fue así que me di cuenta de que no quería eso para mí; que lo que yo quería era vender mi cabeza, mi diseño y no el producto. Me arriesgué y decidí afrontar el desafío de ser diseñador en Argentina".
Entonces empezaron a pasar cosas más grandes de las que ya habían pasado: se vinculó con Habitat, que eligió su lámpara Papavero (tulipán en italiano) para comercializarla a través de la marca; presentó la silla Twist 2, una revisión de la silla Twist original de Ricardo Blanco, que fue seleccionada por el Museo de Arte Decorativo de París para la colección estable (convirtiendo a Cristián en el primer argentino que forma parte de la colección del museo francés); y el gigante Roche Bobois le encomendó diseñar varios productos que hoy conforman una línea de 30 y que se comercializan en 250 locales alrededor del mundo. Y como si esto fuera poco, Cristián sigue sumando empresas europeas a su cartera de clientes: "Este año empecé a trabajar con Penta, con la colección Angolo, que es de lámparas outdoor, y ya voy por mi segunda colección con Wienner GTV, una marca austriaca para la que desarrollé, entre otras cosas, una coffee table bautizada Wiener Box. El año que viene, con Penta la idea es hacer también la colección Indoor y ya estamos pensando en la tercera para Wienner GTV Design".
Sobre su estilo, Cristián explica que sus diseños parten de la exploración del material. "Soy curioso y cada cosa que veo me genera un montón de preguntas. Por ejemplo, a partir de las cerdas de un cepillo de piso generé un producto para iluminación". Con esta misma dinámica utilizó tapacantos de melanina para la colección Elephant, o el descarte de las alfombras de una colección que desarrolló para El Espartano en el proyecto Ninho, que se presentó el año pasado en la Serge Bensimon Gallery, de París.
"No pienso en la composición de cada material sino en lo que el material me propone al tocarlo, quemarlo, mojarlo, anudarlo, enrollarlo, coserlo. Hago muchas pruebas y armo un muestrario con lo que el material me da o no me da y veo qué puedo generar con él". Y es que lo suyo linda con "la psicología de los materiales" o con la búsqueda de entenderlos desde un lugar más profundo. "Busco ir un poco más allá de la superficie; porque si te quedas con las ventajas y desventajas de cada material y nada más, te quedas en lo obvio. Esa es la diferencia de mi trabajo y eso es lo que hace que no sea evidente".
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