Todo lo que se adquiere, algún día se va a botar. Mucho va a dar a los basurales o vertederos (idealmente autorizados, ojalá lejos y que no se vean), pero muchos otros están como en un estado 'latente', es decir en tránsito. Están guardados en nuestras casas, sin diferenciación económica, cultural, social, ni de nada. Los que se van juntando con los años sin mucha claridad, solo aparecen y se guardan. En la práctica, sumando todo lo que hay en nuestras casas, hay posiblemente tanta basura como en los mismos basurales y vertederos. Somos la especie que más junta, todos tenemos algún grado del mal de Diógenes (cachureros compulsivos para llenar vacíos de soledad).
Se pasa mucho tiempo aferrándose a cosas innecesarias por muchas razones, la más típica posibilidad sería por si algún día sirven o por si vuelve la moda, pero además están: por pena, a la espera de ser reparadas, por ser recuerdos, y por supuesto las que misteriosamente no se sabía que estaban. Estos pueden ser: remedios vencidos, manuales de artefactos que ya no están, garantías vencidas, cajas y bolsas vacías (tal vez para alguna vez ordenar lo guardado), regalos que no gustaron, torpes recuerdos de viajes, llaves de no sé dónde, agendas antiguas, libros que nadie más va a leer, ropa y zapatos que no se usan, botones, revistas, lápices malos más otros que nunca se han usado, juegos de tazas o platos o cuchillos incompletos, electrónicos diversos malos, cuadernos, tarjetas, papeles de regalos bonitos... y muchas compras impulsivas innecesarias. Ahora en la era digital pasa algo similar, pero virtual: mucha información inútil guardada, pero afortunadamente no existe físicamente.
Tenemos un dineral entre todas ellas, ocupando espacio, aumentando el estrés por no saber qué hacer con ellas, complicando los aseos, aumentando la carga combustible, y cuando nos muramos tristemente no le servirán a nadie, alguien las va a botar todas de una.
La mejor manera de saber qué es lo importante, es ver de lo que no se puede prescindir, ahí notará que en verdad es muy poco lo útil. Dejar ir (regalarlos o llevarlos para reciclar) es un verdadero desafío, es un proceso que toma su tiempo; a su vez pare de comprar y regalar inutilidades, no nutra los basurales, es poco ecológico.
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