En humanos, la exposición a luz artificial y en particular al componente azul de los leds después de la puesta de sol se ha relacionado con enfermedades cardiovasculares y metabólicas, como diabetes, hipertensión y obesidad; también con depresión, dificultades para concentrarse y cáncer. Las tonalidades azules abundan en la luz que emiten las pantallas de teléfonos móviles, tabletas y ordenadores. También se encuentran en la luz de los leds blancos. La longitud de onda de la luz azul interfiere en la secreción de melatonina en el cerebro, esta interferencia se explica porque las tonalidades azules inciden en las células de la retina, en el fondo del ojo, de un modo que transmiten al cerebro el mensaje de que aún no es hora de dormir.

Según un artículo publicado por el diario español La Vanguardia en enero de este año, en el ojo humano hay unas células fotorreceptoras, además de los conos y los bastones encargados de la visión, cuya misión es precisamente sincronizar el ritmo circadiano. Para ello envían señales al cerebro instándole a producir o a inhibir neurotransmisores y hormonas, como la melatonina, en función de si es de día o de noche. Esa hormona, la melatonina, es clave para inducir el sueño e instar al organismo a arrancar el proceso de reparación y renovación celular. Estos fotorreceptores son sensibles a la luz alrededor de los 450-460 nanómetros y, desafortunadamente, coinciden con el de energía en azul de la luz led.

"Las imágenes tomadas por satélites y astronautas revelan que una décima parte de la superficie terrestre está iluminada artificialmente y con mucha luz azul-blanca cada noche, y que esa proporción aumenta hasta un 23% si se tiene en cuenta el resplandor que emanan las ciudades. La humanidad se queda sin noche. En un planeta en el que más del 80% de la población vive bajo cielos contaminados lumínicamente, la superficie terrestre iluminada artificialmente sigue creciendo sin parar: entre 2012 y 2016 lo hizo a un ritmo del 2.2% cada año", puntualizaba La Vanguardia.

De más está decir entonces que debiese limitarse el uso de pantallas que emiten luz azul antes de ir a dormir. Para mejor salud, apaga la luz.

Ilustración @kmilkoffice