Es usual pedir deseos en estas fechas, generalmente son por salud personal o de alguien cercano, o bien por algo material. Todas loables, ciertamente, pero jamás se pide algo sustentable; nadie pide colectores solares, o más aislante en los muros, o un alero para sombrear o algo para ahorro de energía, bajar contaminantes, reciclar o, más alcanzable aún, desear cambiar los hábitos para tener una vida grata y llevadera. Allí habría un amplio abanico de deseos sustentables que son muy posibles de plantearse para el 2019.
A modo personal durante estos últimos años nuevos he podido cumplir con los siguientes: zafar de la TV local y sus lateros programas y angustiantes noticiarios, solo ver películas o documentales que interesan en un servicio on-line cuando se quiera; también desprenderse del diario impreso, mejor es por Internet, (no hay que reciclar papel ni pedir a alguien que recoja el diario si no se está, por seguridad); no oír radio con noticiarios en donde se nombran a cada rato sus anfitriones entremezclados con extractos de música combinada con tediosa publicidad (aquí tomar otro servicio on-line, el cual permite deshacerse de un montón de cedés, los cuales no hay que comprar ni acumular e increíblemente puedo oírlos cuando quiera y donde quiera, aparece más espacio también en muebles). Por otra parte el celular permite desprenderse de muchos artefactos, no son necesarios cámaras, radio, relojes, agendas, calculadoras, mapas o diccionarios. Regale o recicle los que no use, jamás van a volver.
Ando generalmente en un auto chico, coreano, muy económico (da algo así como 16 km/l en ciudad, de 0 a 100 km/hr como en 23 segundos, es fácil de mantener, de baja patente, no es taquilla, nadie lo quiere robar, tiene para conectar celular, no necesito un caro auto híbrido); aprendí a no usar autopistas urbanas concesionadas (el tag promedio es de $1000 al mes), básicamente salgo antes y estaciono algún lugar libre de pago, luego desde ahí camino o se tomo Metro. Desde hace un par de años la Navidad la celebramos entre hermanos, sobrinos, pololos y otros, y llevamos solamente algo para comer (no hay regalos ni amigos secretos ni toneladas de papel de regalos, así se escapa de los centros comerciales y de la angustia de comprar: si no lo hizo, hágalo para la próxima).
Para este 2019 mi meta es liberarme de los grupos de chat, son muy absorbentes (retirándome sin que se den cuenta, idealmente), preferir hablar personalmente. En fin, pueden ser muchas más, pero en el fondo simplificarse es muy sustentable, es un muy buen deseo para cualquiera y en muchos aspectos. ¡Feliz año simple!