Cuando existe la posibilidad de construir una segunda casa, la de vacaciones, para los fines de semana largos, muchos se permiten diseños que quizás en la ciudad no considerarían; espacios más relajados, menos formalidad y sobre todo una mantención más sencilla. A pesar de que aún no se debe salir de Santiago y hay que evitar traslados, optamos en este número por mostrarles la casa que una familia decidió construir para dar rienda suelta a lo que para ellos era importante: un lugar de encuentro para familia y amigos, con áreas dedicadas e independientes, con buenos espacios exteriores y que funciona invierno y verano, gracias al equipamiento propio del quincho y una terraza con chimenea exterior para los días más fríos.
Nos interesó esta casa, no solo para sacarlos mentalmente del encierro, también porque creemos que muchos están mirando con ojo más crítico sus casas, cómo usan los espacios. Seguramente lo que era válido a principio de año ahora no lo es tanto: tener áreas formales vs. informales casi no se justifica, y el factor calefacción ha entrado en la ecuación de lo que se entiende como vida confortable. Estoy seguro de que han empujado algún sillón y recuperado alguna mesa con la meta de que la casa sea cómoda.
Y ya que estamos mirando puertas adentro, ¿por qué no abrir los cajones de la cocina y ver lo que realmente se usa? ¿Cuántas cosas han quedado en desuso por mal estado y por eso las descartamos? Partir por los cuchillos debería ser casi obvio; la pérdida del filo es paulatina y no nos damos cuenta hasta que usamos uno con filo nuevo. Si el cuchillo es medianamente bueno siempre se puede afilar y dejar como nuevo.