Despojarse de las cosas materiales es uno de los actos que más nos cuesta concretar; les asignamos emociones y cualidades a objetos, a piezas materiales, y lentamente nos vamos rodeando de ellos, porque son bonitos o alguien nos los regalo, o lo trajimos de algún viaje y representa ese momento. Cómo desandar esa ruta de la acumulación, la verdad no lo sé, me gustaría poder decir que mi casa es limpia y despejada, o que en mi clóset solo está la ropa que uso siempre; al contrario, hay cajones con cosas que no han visto la luz en años y adornos que no sé cómo llegaron ni por qué aún siguen ahí. Pero el departamento que mostramos en esta edición es un ejercicio de austeridad, una planta que fue intervenida y alturas que fueron modificadas para que sus nuevos habitantes estuvieran cómodos. Los altillos suman metros, pero aún se lee la nobleza de la planta original. No creo que este espacio sea del gusto de todos, muchos dirán que es frío. Pero en tiempos de cuarentena, cuando nos hemos visto obligados a estar en la casa y reinventar nuestras rutinas, un espacio así sin duda da opciones.
Otras de las áreas que se han visto afectadas estos meses son las exteriores, ya sea un jardín, balcón o terraza, que han recuperado su sitial de importancia desplazando el secador de ropa que las suele acompañar, y con días más largos y más calor usarlas intensamente es la ruta lógica. Les preparamos una guía de telas y alfombras que aguantan el sol y no se destiñen.