Hace algunas semanas se supo que Correos de Chile ponía a la venta su edificio ubicado a un costado de la Estación Central. Un edificio que podría ser fácilmente reconvertido, ya que sus plantas son libres y con toda la estructura perimetral, como lo evidencia su fachada reticulada. Inevitable no recordar el emblemático edificio de Carozzi por un lenguaje estructural similar. Por ubicación y facilidad de reprogramar sus interiores es una estructura que podría alojar un nuevo centro cultural, ¿un posible nuevo MAC donde desplegar como corresponde sus mal almacenadas colecciones? Pero lo más relevante quizás es la memoria arquitectónica que ese edificio representa, un salto a la modernidad por la manera en que se pensó su estructura, la cual originalmente consideraba piezas de hormigón prefabricadas, pero que por la precariedad del momento histórico en que fue construido hubo de hacerse de la manera tradicional, con moldajes.
Esta semana vimos cómo se quemaron dos iglesias, una de las cuales alojaba los vitrales más antiguos de Chile. Terremotos o incendios hacen desaparecer regularmente parte de nuestra historia construida, preservar lo poco que va quedando y que puede ser reciclado de manera que siga siendo un aporte y no solo un costo debería ser una prioridad. Los ejemplos nacionales e internacionales de donde aprender están a la mano y disponibles.