Y llegó diciembre, el último mes del año, el que resume las actividades de cierre y cuando lo único que queremos es estar con la familia y amigos, y celebrar. Pero, por favor, no salgamos disparados, y aquí me incluyo, porque creo tener las mismas ganas de todos de abrazar, de reírme, de comer cosas ricas y pensar que este extraño e impredecible año está por terminar. Hagamos las cosas bien, esperemos un poco más, que el calor y buen clima no nos confundan; aún no hay vacuna, aunque esa realidad está más cerca, pero el bicho sigue siendo mortal en muchos casos y las medidas deberían ser las mismas que hemos implementado estos meses.
¿Cómo celebrar? Con distancia, con criterio, grupos acotados, armando una minilogística que les dé seguridad a todos; si son los anfitriones, tengan ‘kits de bienvenida’ para cada uno de sus invitados, con vaso, cubiertos, un plato y algo divertido para marcarlos y así eliminar una posible vía de contagio. Si son los invitados, pregunten qué pueden llevar, ¿una bolsa con mis propios cubiertos?, ¿una silla plegable para que todos se puedan sentar en la terraza o jardín?
Hace muchos años celebré una Navidad en Nueva York, visitando a mi hermana que vivía allá, y en esa ciudad donde todo es posible, pero los metros son pocos y todo es caro, recuerdo cómo cada invitado llegó con su silla, porque la idea era juntar a los amigos y pasarlo bien. Hagamos de este diciembre uno memorable, por los buenos recuerdos que construiremos.