Cuando uno conoce a Francisca Jiménez, incluso si uno ha seguido la columna dedicada al patrimonio que durante años escribió en MásDeco, sabe hasta dónde llega por esas cosas que la apasionan. No es sorprendente que en algún momento la maternidad –las ganas de entregar contenidos de valor a sus hijos– la haya llevado al mundo editorial, específicamente a publicar libros sobre memoria, historia y patrimonio para niños bajo su sello ‘Mis Raíces’. Tampoco es sorpresa que al encontrar una asociación de editores en la que se sintiera a gusto se involucrara de tal manera que la eligieran presidenta.
“Representar a 80 editoriales es una gran responsabilidad. La Asociación de Editores Independientes, Universitarios y Autónomos de Chile, o Editores de Chile, nació en 2001. Paulo Slachevsky, de LOM; la gente de Pehuén; Cuarto Propio, de Marisol Vera, y Juan Carlos Sáez fueron los grandes motores. Eran 4 o 5 editoriales que se dieron cuenta que para que el libro fuera parte de las políticas públicas había que formar una asociación o gremio, dialogar con las autoridades relevantes”, explica Francisca.
Al menos 25 de esas 80 editoriales que Francisca representa hoy se unieron en el periodo que la precedió. A pesar de que se asume una crisis en la lectura y se habla del aumento de una nueva forma de analfabetismo (gente que lee pero no comprende), hasta antes de la pandemia las editoriales independientes –muchas con uno o dos títulos– estaban aumentando. Nuevos y viejos miembros han logrado, gracias a la asociación, algún grado de influencia en las decisiones de ProChile y la Dirac, el espacio que les entrega la “Primavera del Libro” (cada octubre en el Parque Bustamante) y la “Lluvia del Libro” (desde el año pasado en el GAM), una mejor presencia de editoriales y personas ligadas al ecosistema del libro en el extranjero y la instauración de varias políticas públicas en torno al libro y la lectura.
¿Cuáles crees que son las ventajas con que cuentan las editoriales independientes para seguir competitivas y cautivar nuevos públicos?
La situación está muy complicada para las editoriales independientes en estos momentos. Si bien se han anunciado medidas de apoyo de parte del Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio, los recursos se necesitan ahora para evitar el colapso, no solo del sector editorial sino que de todo el ecosistema del libro. Acá se ven afectados desde los escritores, ilustradores, editores, mediadores de lectura hasta las imprentas y las librerías. Es una verdadera cadena en la que el quiebre de un eslabón tiene repercusiones en todo este mercado. Las oportunidades de las editoriales independientes es que pueden actuar de manera rápida ante la contingencia preparando campañas y capacitaciones virtuales y ventas online. En la asociación hemos creado varias comisiones con el objetivo de pensar e implementar medidas a corto plazo que nos ayuden a mantener vivas nuestras editoriales. El trabajo en equipo y la creatividad son nuestros mejores aliados para ayudarnos entre todos.
Una de las grandes misiones que se fija Editores de Chile es velar por una bibliodiversidad. “Hay que ser lo suficientemente creativo para encontrar un factor diferenciador a tu favor. Tienes, por ejemplo, más libertad para publicar escritores o ilustradores nuevos. Puedes correr ese tipo riesgos”. dice la presidenta de Editores de Chile.
¿Se hace el diagnóstico dentro del gremio? ¿Se asume que hay renovaciones necesarias o prevalece el romanticismo del papel como inmortal? ¿Hacia dónde irían esas renovaciones concretamente?
En la Asociación de Editores estamos informando constantemente sobre las innovaciones, los apoyos y las posibilidades que existen a través de boletines semanales, un muy activo grupo de WhatsApp y ahora con reuniones virtuales mensuales. Los libros en papel seguirán, pero sabemos que la industria editorial se mueve a pasos agigantados hacia lo digital y no nos podemos quedar atrás en eso. Los ebooks, los audiolibros, los videos y las redes sociales son parte de una realidad que complementa al libro, lo democratiza y lo hace inclusivo y asequible para distintos públicos. Varios ebooks de nuestras editoriales asociadas se pueden obtener en la Biblioteca Pública Digital de manera gratis y para descargar en el celular a través de una app. Además vemos la necesidad de que la gran mayoría pueda acceder a un sistema de e-commerce para vender libros en línea, algo en lo que hay que trabajar para ayudarnos entre todos.
Muchas de las editoriales bajo la asociación generan contenido que utilizan los colegios. ¿Cómo responderán a los cambios que están ocurriendo en la educación, acelerados por la pandemia?
La compra de títulos desde el CRA (Centro de Recursos para el Aprendizaje) del Mineduc y otras instituciones estatales es de gran relevancia.
Es justo en el contexto de la pandemia que necesitamos que ese tipo de adquisiciones para las bibliotecas CRA continúen. Por otro lado, considerar que el material digitalizado, ebooks, audiolibros o en video seguirá siendo un canal importante desde las editoriales independientes hacia los usuarios, sobre todo los escolares y profesores. Algo que está en proceso y que seguramente traerá transformaciones para el sector.
Las transformaciones llevan tiempo, y para Francisca la pandemia simplemente las aceleró: “Ahora debemos encontrar la forma de seguir con nuestros contenidos, quizás a través de otras plataformas, pero juntos; que nadie se quede abajo”.
Entre los asociados a Editores de Chile resuenan sellos como Amanuta, Editorial Universitaria, Ocho Libros, Editorial USACH y Tajamar Editores. Todos ellos participan en la feria Primavera del Libro que se desarrolla cada octubre en el Parque Bustamante: La invitación se extiende además a cualquier editorial nacional independiente. En la foto la Lluvia del libro realizada por primera vez el año pasado en GAM.
www.editoresdechile.cl / www.misraices.cl