Entramos a junio y la lluvia brilla por su ausencia, ¡queremos invierno! Al momento de escribir este editorial estaba a la espera de las primeras gotas, pero lo que se suponía iban a ser intensos 30 mm, cambió a leve, o quizás nada…

Quiero ver lluvia caer, no solo por el placer de verla y sentir que en verdad estamos en invierno y no en un limbo estacional, con frío y calor, y seco y contaminado, sino más bien por lo que viene asociado a la lluvia, agua que limpia el aire y despeja la vista, y así nos volvemos a sorprender con la cordillera que nos rodea. Pero lo más importante es que el agua es vida y sin ella todo se pone color hormiga; la agricultura hoy depende de ella, porque a pesar de que el desierto toca la puerta de la zona central, los programas para construir y embalsar este tan preciado recurso son escasos o casi inexistentes, y estamos atrasados varias décadas. Pero aun más serio, hoy hay mucha gente que depende de camiones aljibe que reparten agua cada semana, gente que alguna vez sí tuvo acceso a agua, pero el exceso de cultivos y extracción no regulada han secado ríos y napas.

Pero los días más cortos propios del invierno sí llegaron, lo que nos obliga a pensar en cómo queremos iluminar nuestras casas. Hay que recordar que una lámpara ilumina, pero sobre todo crea un ambiente; las propuestas son muchas y equivocarse es fácil: luz cálida para toda la casa, fría para baños. Es mejor tener varias fuentes de luz en una misma habitación, que se complementen entre ellas, que una sola excesivamente potente. Ampolletas: el desarrollo led ha generado un universo enorme de nuevas ampolletas, investiguen antes de optar por una, porque la gracia del led es que dura mucho, lo que significa que varias décadas adelante la misma ampolleta seguirá brillando.