La parrilla cada día gana más adeptos, no solo por lo rica que queda la carne o verduras hechas en ella (hay que reconocer que las a gas son muy prácticas, pero el carbón siempre será un aporte en sabor y textura). El fuego es primitivo, apela a lo más básico del ser humano. Michael Pollan, en su serie Cooked, habla de ello, de cómo el fuego y la comida cocinada en él no solo aportan una nueva manera de alimentarse al hombre, sino que también nos separa de manera radical de nuestros primos primates; al dominarlo, el hombre ganó calidad de vida y libera horas que de no existir el fuego estarían dedicadas a alimentarse. Lo cocido es más rápido de tragar y fácil de digerir y abre un abanico a ingredientes antes vetados. Miles de años adelante y aún seguimos fascinados por el fuego y lo que es capaz de crear, y el quincho en todas sus versiones gana protagonismo. Pensando en el Día del Padre decidimos buscar tres ejemplos de quinchos hechos para hombres, aunque la carne, la cerveza y juntarse en torno al calor de las brasas no tiene género.

La casa de Marcelo Cicali y su familia es un lugar hecho para pasarlo bien: en familia, en grupo, con los amigos, cada rincón ha sido armado con recuerdos y teniendo en mente cómo les gusta a ellos vivir: mucho color, muchos recuerdos, espacios para trabajar pero también relajarse... y una gran cocina que convoca.